Ramírez Padilla, Marco Fabrizio
(Coord.), La guerra de la religión en
México (1926-1929), México, Palabra de Clío, 2014, 248 p. ISBN:
978-607-95645-6-8
Este libro coordinado por Marco Ramírez nos ofrece un
acercamiento desde diferentes enfoques históricos, de forma amena y en
ocasiones muy sugerente, para repensar la guerra cristera (1926-1929).
Las
fuentes que abordaron los autores son variadas, encontramos desde la consulta
de archivos especializados en el tema, pasando por fuentes bibliográficas,
hemerográficas, hasta entrevistas logradas para la conformación de este
documento.
El
análisis de los datos se presenta en diez capítulos, redactados de manera clara
y sencilla, que se complementan con una serie de imágenes, gráficas y enlaces, que
permiten al lector no especializado tener un mejor entendimiento del fenómeno
estudiado. Así se aborda el contexto histórico, geográfico, político-social,
militar, cultural, artístico, religioso, y hasta filosófico.
El
primer capítulo lo emprende Raymundo
Casanova, hablándonos sobre las pugnas entre la Iglesia y el Estado que han
estado presentes a lo largo de la historia nacional, mismos que llegaron a
niveles alarmantes durante la segunda mitad de la década de los años veinte y a
lo largo de los años treinta del siglo pasado.
La
obra muestra de forma evidente a los personajes suscritos a la guerra, o mejor
dicho, como lo conceptualiza Javier
Hernández a la guerrilla (técnica de desgaste y astucia contra la fuerza
del Estado); donde no sólo los hombres cristeros tendrían participación, ya lo
señala Leslie Revilla quien nos
presenta a las mujeres cristeras, mismas que tenían aspiraciones de obtener
libertad, justicia, democracia; su lucha pasó de lo religioso a la político,
defendían su libertad de elección, no querían ser manipuladas, querían
participar, ser tomadas en cuenta, sus acciones demostraron ser algo más que un
grupo de fanáticas que estaban dispuestas a morir por causas meramente divinas.
Mascota
será el caso de estudio introducido por María
Eugenia Herrera, en donde podrán escucharse las voces de las y los
cristeros con nombre y apellido, entre mitos y realidades de una población que
aún hoy no ha olvidado, pues aún viven con las consecuencias que trajo el movimiento.
Pero,
no sólo los cristeros y cristeras actuaron “indirectamente”, ya lo señala José Díaz, la participación de la Santa
Sede fue constante durante el pontificado de Pío XI, quien dedicó gran cantidad
de mensajes a los católicos mexicanos, haciendo del conocimiento de la
sociedad, no sólo del país sino del mundo entero, las vejaciones padecidas por
los ataques de un gobierno intolerante y violento. No obstante, no era su único
enemigo, Yabin Silva nos revela que en medio de este contexto de enfrentamientos y pugnas
entre la Iglesia y el Estado, la creación de la Iglesia Católica Apostólica
Mexicana (ICAM) y la declaración del cisma de la Iglesia Católica Apostólica
Romana, provocaron un malestar general que fue
allanando el terreno de la lucha armada.
Pero
no son los únicos, por ello Filiberto
Romo exhibe la participación de Estados Unidos como “mediador” en el
conflicto, que fue solucionado sin tomar en cuenta las opiniones de los
combatientes.
Ahora
bien, Viridiana Olmos advierte que sus
actores generaron la creación de un abundante corpus de obras musicales tanto etéreas
como permanentes, la mayoría en términos de impostura y legitimación de los discursos
ideológicos de las fracciones en pugna; con sus filias y sus fobias, de acuerdo
con su respectiva carga ideológica: cristera, anticristera, neutral y
colateral, en su relación discursiva con la historia del conflicto; entre otras
manifestaciones artísticas como lo subraya Claudia
Rodríguez cuando nos devela a los periódicos, revistas, volantes, carteles
y demás impresos clandestinos plasmados en papeles baratos, que dieron a
conocer los eventos que alteraban la relativa tranquilidad nacional. Ante este
contexto el compromiso de los artistas no sólo fue de carácter estético, sino
también ideológico, político y social.
Flor Balboa indica que distintos historiadores, investigadores sociales y analistas
han escrito sobre singular tema, que presenta un carácter de excepción dentro
de las insurrecciones religiosas, dentro de la guerra de guerrillas y dentro de
las asonadas de subversión popular. La Cristiada manifestó características
propias que convierten este suceso en específicamente distinto y por tanto en
un movimiento armado de orden anómalo.
Bajo este tenor el libro que se reseña renuncia a la posibilidad de repetir
tesis brillantes de reconocidos intelectuales. Se desestima la importancia de
resumir diferentes interpretaciones de agudos ingenios que se han ocupado del
análisis del tema. Se incursiona en un terreno menos conocido, y no debido al
prurito de originalidad, sino al mero interés de presentar un factor que se
considera muy importante en la evaluación histórica de la Cristiada, se refiere
al plano de los actores protagónicos de la misma.
Así
pues, al terminar la lucha, los cristeros se disolvieron pero definitivamente
ya no eran los mismos, la guerra las había trastocado…
Viridiana Olmos
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