Lic. Mauricio Flamenco Bacilio.
Palabra de Clío A.C.
La segunda parte de la década de 1970 ha sido entendida como
el inicio de la era neoliberal en materia económica tras la crisis del Estado
benefactor, principalmente en las primeras economías mundiales como Estados
Unidos, Canadá, Japón o los países de la Europa Occidental.
En México, el año de 1982 se considera como el primero de la era neoliberal tras
la llegada a la presidencia de Miguel de la Madrid. Aunque fue durante el
sexenio siguiente, el de Carlos Salinas de Gortari de 1988 a 1994, cuando el país entró de lleno en los
mecanismos regulativos del mercado mundial actual. El evento paradigmático del
arribo mexicano al mercado neoliberal fue la firma del Tratado de Libre
Comercio de América del Norte (TLCAN en español, NAFTA por sus siglas en inglés
o ALENA en francés) con Estados Unidos y Canadá en 1992. A casi dos décadas
del inicio de este tratado se han mostrado algunas de sus consecuencias,
algunas positivas, otras negativas y otras consideradas catastróficas. Las
llamadas consecuencias catastróficas no han sido sólo para el país considerado
menos fuerte en términos económicos, es decir México, sino para los otros dos.
Los orígenes del
TLCAN.
El 7 de octubre de 1992 fue firmado en San Antonio Texas el
Tratado de Libre Comercio de América del Norte, conocido en inglés como North American Free Trade Agreement. Los
firmantes de dicho tratado fueron los entonces presidentes de México y Estados
Unidos Carlos Salinas de Gortari y George Bush, así como el primer ministro
canadiense Brian Mulroney. Sin caer en exageraciones, se puede afirmar una
tendencia conservadora entre los tres mandatarios del TLCAN. Carlos Salinas de
Gortari pertenecía al Partido Revolucionario Institucional (PRI), partido oficial
cuya estancia en la presidencia de México se prolongó por más de 70 años. George
Bush pertenecía al partido republicano. El término republicano en el imaginario
estadounidense ha sido entendido como el de la postura con mayor
distanciamiento entre el Estado y los asuntos económicos, además Bush fue
sucesor de otro presidente del mismo partido: Ronald Reagan, con lo cual se
advierte una continuidad en los modelos políticos y económicos. Por otro lado,
Brian Mulroney pertenecía al Partido Conservador Progresista de Canadá y fungió
como presidente de una empresa de extracción minera, con lo cual se demuestra
sus nexos con el sector empresarial de su país. Mulroney llegó a ser primer
ministro de Canadá en 1984 y al año siguiente comenzó las negociaciones para un
tratado de libre comercio con Estados Unidos, el cual sería firmado en 1988 y
entró en vigor un año después. Dicho tratado es considerado el principal
antecedente para la consolidación del TLCAN pues solamente faltaba la inclusión
de México en este tipo de acuerdos. La continuidad de los acuerdos o tratados
comerciales de tipo internacional entre Estados Unidos y Canadá, así como el
inicio de un tratado de libre comercio entre los tres países de la región pudo
darse por la propia continuidad política. Brian Mulroney pudo reelegirse como
primer ministro de Canadá en 1988 con lo cual iniciaría las negociaciones del
TLCAN con México durante ese periodo.
A pesar de la intención de acercar el
mercado de los tres países más septentrionales del continente americano, se
debe advertir una disparidad económica a partir del desarrollo histórico de los
tres países. Estados Unidos comenzó su proceso de industrialización
prácticamente al inicio de su Historia con la fundación de las trece colonias.
Canadá fue el último de los tres países en obtener su independencia, pero tuvo
un desarrollo industrial constante durante prácticamente todo el siglo XX,
salvo durante algunos intervalos de crisis durante la depresión de 1929 y las
dos guerras mundiales. Con el desarrollo constante aunado a una escasa
población en comparación a su territorio, Canadá se convirtió a lo largo del
siglo XX en una de las primeras economías del mundo, aunque en el caso del
TLCAN su posición no ha sido definida. Algunos consideran a Canadá como el
segundo país central del Tratado, pero otros incluso lo relegan a la periferia,
dejando a Estados Unidos como el país principal del acuerdo trilateral.[1]
Finalmente, México ha tenido un desarrollo industrial marcado por
interrupciones y dependencias económicas externas desde su independencia en 1821 a causa de la
inestabilidad política, guerras internacionales y conflictos bélicos internos.
Razones como las anteriores fueron suficientes para la ausencia de inversión en
México y su entendimiento como un acto de gran riesgo.[2]
Asimismo, la incipiente industria mexicana se mantuvo a partir de empresas
familiares, además de existir una política centralizadora, lo cual dificultaba
aún más el comercio dentro del propio territorio mexicano. Lo anterior ha
supuesto un atraso industrial de México, no sólo en comparación a las primeras
economías mundiales, sino también un atraso con respecto a otras naciones de
América Latina.[3]
Algunas de las
consecuencias inmediatas del TLCAN.
Las primeras consecuencias de la firma del TLCAN no se
hicieron esperar, incluso desde el momento de su negociación. En los tres
países, los grupos opositores al gobierno se manifestaron en contra de las
medidas consideradas de tipo neoliberal. No está de más el volver a mencionar
las tendencias conservadoras de los mandatarios de México, Estados Unidos y
Canadá. Los argumentos opositores se
basaban sobre todo en un cambio drástico sobre diversas estructuras: tales como
la estabilidad política, el desmantelamiento de ciertas industrias en ciertos
lugares, el debilitamiento o desaparición de los sindicatos e incluso la
pérdida de soberanía. En algunos casos, la apelación a los sectores populares
sirvió como primer rechazo al TLCAN; como primer ejemplo se menciona a Canadá:
Los partidos de izquierda
tradicionalmente han estado en contra del libre comercio y de hecho, el
gobierno de Ontario, que es la provincia más grande de Canadá y representa el
volumen más grande del comercio canadiense declaró públicamente que se oponía
al TLCAN.[4]
Otro caso a destacar en Canadá fue la
llegada de Joseph Jacques Jean Chrétien como primer ministro en 1993. Al ser de
ideología liberal y de origen francófono se propuso distanciar las relaciones
con Estados Unidos, a pesar de enfrentar otro gran problema interno. En 1995 se
realizó un referéndum para optar por la independencia de la provincia de Québec
para crear una república donde el idioma dominante fuera el francés. Con la
creación de un nuevo país en el área del TLCAN, el tratado pudo enfrentar un
obstáculo mayor. Sin embargo el referéndum terminó con la negativa a la
independencia de Québec por un margen de apenas 1 por ciento. Pero a pesar de
ser oriundo de Québec, el ministro Chrétien se mantuvo en contra del movimiento
separatista, pero este ejemplo podría considerarse como otra consecuencia en
contra de los tratados de libre comercio en Canadá.
En el caso mexicano, quizás la primera
manifestación popular de relevancia fue el levantamiento armado del Ejército
Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), el cual estalló el primero de enero de
1994, el mismo día cuando se iniciaba la aplicación del TLCAN. Dicho movimiento
intentaba reivindicar la situación y los derechos de los indígenas,
especialmente en el estado de Chiapas en la parte sureste de México. Con el
propósito anterior se denota un carácter implícito y a la vez simbólico de
rechazo al Tratado de Libre Comercio. En el caso estadounidense, los miembros
del partido demócrata se opusieron al TLCAN, así como los grupos sindícales. La
protesta en contra del tratado en Estados Unidos se basaba en la mudanza de
industrias locales a otros lugares donde la mano de obra fuera más barata,
teniendo como consecuencia la pérdida de empleos en el sector secundario. Este
tema fue el principal obstáculo para la aprobación del TLCAN en el congreso
estadounidense.
Algunas de las
consecuencias posteriores del TLCAN.
En la actualidad México ha reforzado su relación con su
vecino del norte como su principal socio comercial. Antes de la firma del TLCAN
se estimaba un porcentaje de 60% en importaciones y exportaciones mexicanas
desde y hacia los Estados Unidos. Después del tratado se estima en un 80 y
hasta en un 90% de importaciones y exportaciones mexicanas para un solo país.[5] Tal dato
debería ser considerado alarmante, pues al hablar de globalización se debe
pensar en una apertura hacia todos los rincones del mundo, aunque en México el
mundo parece haberse cerrado para dirigir prácticamente todas sus importaciones
y exportaciones a su vecino de norte. De manera incongruente, los gobiernos
mexicanos durante los últimos años han firmado acuerdos comerciales con
diversas naciones, aunque los resultados no dejan de mostrar la dependencia en
el intercambio de productos con Estados Unidos. Con la apertura comercial
varias empresas e industrias locales han cerrado ante la llegada de consorcios
multinacionales o transnacionales. La industria mexicana hasta entonces estaba
basada en el sistema de sustitución de importaciones, el cual estaba protegido
por aranceles y prácticas proteccionistas del Estado. Con el TLCAN las
industrias locales debían competir con las nuevas empresas siendo las primeras
las más perjudicadas. Muchas empresas mexicanas quebraron, fueron absorbidas o
compradas por las empresas multinacionales con más capital y mejor
infraestructura.
Continuando
con las relaciones México-Estados Unidos, se debe advertir una falta de
reciprocidad en las importaciones y exportaciones. Si bien México destina casi
toda su importación y exportación a Estados Unidos, su vecino del norte cuenta
con distintos mercados. En la actualidad se considera a China como el socio
comercial de Estados Unidos con mayor crecimiento y relevancia, también se
considera a los países de la región económica del MERCOSUR como un socio
superior a México para los Estados Unidos. Lo anterior significa una
advertencia para la economía mexicana en el sentido de darse su lugar respecto
al intercambio comercial con los otros dos países del tratado.[6] Y a
pesar de las diferencias mencionadas en cuanto al desarrollo histórico de sus
economías, los mandatarios siguen con la esperanza de crear un mercado común en
América del Norte al estilo de la Unión
Europea , tal como pensó el mandatario mexicano Vicente Fox
durante su periodo presidencial (2000-2006). Pero otro obstáculo para dicha
integración es el desarrollo político, pues se ha advertido de una
centralización del poder y por lo tanto de la economía en México, mientras en
Estados Unidos nunca ha existido una hegemonía centralista sobre el resto del
país.
Ya se mencionó más arriba sobre la
principal amenaza advertida por los opositores al TLCAN en los Estados Unidos:
la pérdida de empleos en el sector secundario. Tanto con la firma trilateral,
como con otros tratados internacionales, las empresas estadounidenses comenzaron
su expansión comercial y su traslado de plantas productivas a otras partes del
mundo. América Latina y Asia han sido de los principales destinos de las
empresas estadounidenses y transnacionales, pues se puede obtener una mano de
obra más barata . Este ensayo no tocará el tema del respeto o seguimiento a los
derechos laborales en empresas multinacionales, pero su búsqueda de mercados ha
tenido consecuencias para la clase trabajadora de los países más desarrollados.
Tal como se esperaba, con la firma del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte el desempleo en Estados Unidos subió. Asimismo, el sector más afectado
fue el manufacturero, tal como pensaban los detractores del TLCAN. Esta
situación debe ser considerada alarmante pues “tan sólo de 1998 a la fecha esa nación
ha perdido más de cuatro millones de empleos en el sector manufacturero”.[7]
En cuanto a Canadá, ya se mencionó sobre
el inicio de una dependencia económica hacia los Estados Unidos desde el primer
tratado firmado por ambos países en 1989. Con el acuerdo trilateral de 1992 se
reforzó la relación comercial entre Canadá y Estados Unidos como principales
socios. En el caso canadiense se debe hablar de un porcentaje aproximado del
70% del intercambio comercial total destinado a Estados Unidos.[8] A partir
de lo anterior se denota una clara dependencia económica de México y Canadá
hacia Estados Unidos. Así también como México, Canadá cuenta con otros tratados
y acuerdos internacionales, destacando su adherencia a la Commonwealth of Nations encabezada por el Reino
Unido.
Ahora bien, las estadísticas muestran
grandes diferencias entre los tres países tanto por la cantidad de población,
Producto Interno Bruto y comercio recíproco. Para muestra véase el siguiente
cuadro.
Cuadro 1. Donde se muestra el porcentaje asimétrico
sobre PIB, población y comercio entre los tres países del TLCAN. Cuadro tomado
del artículo de Isabel Studer. “Obstacles to European Model for North America”
en Voices of Mexico. Num. 70.
January-March 2005. p. 59.
Con el cuadro anterior se denota una clara
dependencia comercial de México y Canadá hacia los Estados Unidos. Esto también
demostraría la hipótesis de ver a Canadá como un país periférico y no central
cuando se habla de las consecuencias del TLCAN. Las asimetrías también aumentan
cuando se compara el PIB de Estados Unidos con respecto a sus socios del TLCAN
así como los porcentajes de exportación entre los tres países.
Conclusión.
El Tratado de Libre Comercio de América del Norte ha sido
sólo un ejemplo de muchos entre las políticas económicas de finales del siglo
XX y comienzos del XXI. Los tratados comerciales de la actualidad han servido
también como un ejemplo de comunicación entre los países.[9] Dichas
políticas económicas han retomado y actualizado los preceptos del liberalismo
clásico del siglo XVIII y en parte han propuesto un sistema de libre
competencia para ofrecer un mercado con más opciones para los consumidores. No
obstante, el apego a un sistema de libre empresa a dado lugar a la homogeneidad
comercial y al surgimiento de monopolios similares a los existentes en los
siglos XVIII y XIX hasta la crisis de 1929. Este aparente retorno a viejos
esquemas económicos hace pensar también en la llamada “ley del más fuerte” la
cual estaría oponiéndose a la razón.
El TLCAN ha pretendido acercar a los tres
países de Norteamérica pero debido a sus desiguales desarrollos no se han dado
resultados esperados para toda la población. A pesar de ello parece que se ha
logrado hacer consciencia en la población de los tres países sobre la
cooperación y la interacción económica para el bien de la población en los
mismos países y buscar oportunidades de desarrollo en sus vecinos. Del mismo
modo las tendencias actuales podrían proporcionar un libre acceso de
mercancías, bienes de consumo y personas alrededor del mundo eliminando todo
tipo de fronteras. Pero dicho intercambio debería ser regulado para no caer en
arbitrariedades, excesos ni concentración de la riqueza en pocas manos.
La presentación utilizada para la ponencia se puede ver en el
sitio http://www.slideshare.net/mauriciokfb/anlisis-de-algunas-causas-y-consecuencias-del-tratado-13200344
[1] Cardero,
María Elena. (Comp.) Qué ganamos y qué
perdimos con el TLC. México: 1996. p. 61. Aquí se refiere a Canadá como un
país central dejando solamente a México en la periferia del TLCAN
[2] Carlos
Marichal. “obstáculos al desarrollo de los mercados de capital en el México del
siglo XIX”. en Stephen Haber (comp.) Como
se rezagó la América Latina.
México, 1999. p.147.
[3]
Marichal. Op. Cit. p.152. Stephen
Haber. “Los mercados financieros y el desarrollo industrial. Estudio compartivo
de la regulación gubernamental, la innovación financiera y la estructura
industrial en Brasil y México. 1840-1930” en Haber. pp. 191, 209.
[4] Gustavo
Vega Cánovas. México-Estados
Unidos-Canadá 1991-1992. México. 1993. p.121.
[5] Cardero.
Op. Cit. p. 89.
[6] Bernardo Olmedo Carranza. “Is Mexico
Losing the US and Canada
Markets?” Voices of Mexico . No. 70. January-March
2005. pp. 50-53.
[7] Ayala, Gustavo. “Latente una recesión más severa en
Estados Unidos.” Gaceta UNAM. 2 de
junio de 2008. p.9.
[8] Vega
Cánovas. Op. Cit. p. 113.
[9] Cfr. Stefanie Haeger. “Interpreting
International treaties. NAFTA: A case study” Voices of Mexico .
Num. 70. January-March 2005. pp. 62-63.
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