Mauricio Flamenco
Bacilio
Palabra de Clío AC
Introducción:
Entender
a un autor a través de la obra de otro no significa conocer al primero. Pero
esta lectura indirecta nos puede llevar a un primer acercamiento al pensamiento
del primer autor. Esto sucede al leer el libro Nietzsche, la genealogía, la historia de
Michel Foucault, quien a partir de la influencia de Friedrich Nietzsche da una
propuesta para una nueva concepción de la historia. En menor medida, esta
propuesta puede ser llevada a la enseñanza de esta disciplina.
Sobre el autor:
Michel
Foucault (1926-1984) fue uno de los más destacados pensadores franceses del
siglo XX. Nació en Poitiers en el centro de Francia. Estudió en la École normale supérieure de París y
después estudió psicología y filosofía. Las influencias de Foucault fueron muy
variadas; entre ellas se pueden contar a filósofos como Kant, Hegel, Marx,
Nietzsche y Heidegger; además de ser influido por el psicoanálisis de
Freud. Foucault obtuvo su doctorado en
filosofía en 1961. Durante el mayo francés de 1968, él se encontraba
impartiendo cátedra en la Universidad de Túnez, aunque la mayor parte de su
actividad académica la desarrolló en el Colegio de Francia. Entre sus obras
principales se destacan Historia de la
locura en la época clásica de 1961, Nietzsche, la genealogía, la historia de 1971 e Historia
de la sexualidad en tres volúmenes publicados entre 1976 y 1984.
En
cuanto a su vida personal, Michel Foucault tuvo problemas emocionales debido a
su homosexualidad. También por eso se vio interesado en la crítica de la
medicina y las concepciones sociales del cuerpo humano. Así Foucault realizó
analogías entre los malestares corpóreos y sociales. Para este autor, la
sociedad y sus concepciones morales premian, pero también castigan y excluyen.
En su obra se propone una inclusión de la diversidad humana y la
autorrealización.[1]
Finalmente Foucault falleció el 25 de junio de 1984 a causa del SIDA, siendo de
las primeras víctimas célebres de este mal en Francia.
Sobre
la lectura:
La obra Nietzsche, la genealogía, la historia, es una interpretación de la obra de Friedrich Nietzsche por Michel
Foucault, donde en principio se hace crítica de la genealogía al considerársele
gris y meticulosa. Pero es precisamente la genealogía el elemento capaz de
llevar a una mejor comprensión de la historia, al proponer romper paradigmas
establecidos dentro de su estudio, principalmente al oponerse “a la búsqueda
del origen”.[2]
De acuerdo con Foucault, el concepto de historia en Nietzsche gira en torno a
cinco conceptos cuyo significado es similar, pero estos vocablos se distinguen
a partir de su sentido moral. Estos términos provenientes del alemán son: Ursprung (origen), Herkunft (procedencia), Entstehung
(formación o génesis), Abkunft
(descendencia) y Geburt (nacimiento).
Foucault se detiene más en reflexionar sobre los primeros dos conceptos. El
término Ursprung se considera como el
principio de los prejuicios morales para marcar diferencias entre grupos y
clases sociales, de la creencia en el paraíso perdido de los tiempos pasados, así
como del carácter solemne de la Historia y su enseñanza. Por ello esta
disciplina se suele ver como algo ajeno y distante con respecto a las situaciones
del presente. En la interpretación de Foucault a la obra de Nietzsche está la
necesidad de quitarle ese velo de solemnidad a la Historia y dejar de
preocuparse del Ursprung.[3] Aunque
Foucault señala también como Nietzsche no siempre distinguía entre Herkunft y Ursprung. Entonces Foucault propone la disociación del concepto de
origen, en disiparlo y avocarse más en interpretar la realidad de una nueva
forma; donde el tiempo, y la historia deben de ser replanteadas dejando a un
lado el Ursprung cuya esencia resulta
inalcanzable.
La crítica hacia el concepto de
origen y los símbolos culturales de identidad se encuentra también en la obra
de José Ortega y Gasset. Este filósofo español señalaba a la autoctonía como
“siempre problemática y utópica”.[4]
Con respecto a ello, Foucault también criticaba la aparente identidad europea
con un origen único; cuando en realidad existen diferentes tipos de Herkunft
o Entstehungen (no necesariamente Ursprünge u orígenes) a través de la
cultura grecorromana, los pueblos germánicos, el cristianismo y hasta del
zoroastrismo.[5]
De hecho, con la obstinada creencia en orígenes e identidades, las sociedades
se niegan a abrirse a la comunicación y al diálogo para poder encontrar más
similitudes que diferencias entre los grupos humanos. Esta condición también
existe entre pensadores quienes se niegan al diálogo al considerar a sus
creencias como verdades absolutas. Esto es algo que Foucault buscaba
combatir.
Debe
agregarse también la crítica hacia el pensamiento positivista y su influencia
en el estudio de la historia a lo largo del siglo XX. Incluso este pensamiento
fue criticado en su momento por Nietzsche, pues consideraba al conocimiento
científico como parcial y debía estar en constante transformación, como lo
sugirieron después gente como Karl Popper y Martin Heidegger.[6]
Para Foucault la crítica al pensamiento positivo se fundamenta en la existencia
de discontinuidades a lo largo de la Historia, las cuales se oponen a la idea
positivista de la historia como un concepto siempre lineal y progresivo en
sentido cronológico. Entonces el objetivo es establecer un nuevo discurso, una
historia “genealógicamente dirigida” y efectiva; consciente de la presencia de
estancamientos y retrocesos además de avances en el devenir de la humanidad.[7]
Esta historia efectiva carece de esencias y debe ser fragmentada.[8]
Para
Foucault, la búsqueda de los términos de Herkunft
(procedencia) y Entstehung (formación),
resultan más efectivos para el estudio de la historia y de la genealogía, pues
no buscan limitarse a un origen único sino a varios. Pero esto contrasta con la
manera en cómo se dan las clases de historia. En la enseñanza de la historia se
ha tomado como punto de partida a los periodos más lejanos para ir en dirección
cronológica hasta el presente. Esto también es un aspecto a señalar por
Foucault. En la búsqueda por el origen, los discursos historiográficos en su
afán de enseñar se vuelcan hacia lo más puro, lejano y abstracto. Todo ello con
el carácter solemne de la historia enseñada hace que su entendimiento e interés
entre los estudiantes sea escaso o nulo. En la propuesta de Foucault, se busca
acercar la historia a los aspectos más cercanos como la cultura y los hábitos,
indagar sin rencor acerca de los acontecimientos históricos y poder obtener
todas sus perspectivas posibles.[9]
Además de quitarle la típica seriedad encontrada en el estudio de la historia y
la interpretación de sus fuentes.
Corolario:
En resumen, Foucault a través de
Nietzsche propone una deconstrucción de la historia y sus términos. Esto debe
realizarse a través de tres usos cuyo desenvolvimiento romperá la concepción
platónica del estudio del pasado; porque en cierto sentido la historia de
bronce o “historia monumental” se convierte en un impedimento para la labor cultural
y crítica de los tiempos presentes. Los tres usos que Foucault propone para la
historia son el paródico-destructor de la realidad, el disociativo-destructor
de la identidad y el uso “sacrificatorio” [sic] y destructor de la realidad.[10]
Así la historia dejará también el modelo “metafísico y antropológico, de la
memoria”.[11]
En teoría esto suena interesante y hasta revolucionario al querer realizar un
cambio conceptual. Pero su dificultad estaría en ponerlo en la práctica, no
solamente en el salón de clases, sino también en la vida cotidiana. Fuera del
aula se ve el reforzamiento del Ursprung a
través de las efemérides y las conmemoraciones de acaecimientos relevantes en
todas las latitudes. Incluso algunos profesores cuentan con las ideas de la
historia y su enseñanza con las que Foucault discrepaba. Replantear la
conceptualización de la historia y su enseñanza puede ser un buen comienzo
desde el salón de clases. Actualmente el uso paródico de la historia a través
de los medios de comunicación interactivos ha quitado ese velo de solemnidad y
en cierta medida también puede servirle al alumno para un primer acercamiento a
la historia en el primer uso pretendido por Foucault. Pero desde una
perspectiva personal, la aplicación de los otros dos usos señalados en esta
lectura y su aplicación quedarán aún pendientes.
Foucault, Michel. Nietzsche, la genealogía, la historia. Trad. José Vázquez Pérez.
Valencia: Pre-Textos, 1997. 75p.
Bibliografía
complementaria:
Frabboni, Franco. Pinto Minerva, Franca. Introducción
a la pedagogía general. Trad. Rolando Julián Bompadre. 2ª Ed. México:
Siglo XXI, 2006. 372p. (Educación).
Ortega y Gasset, José. Una interpretación de la Historia Universal. Entorno a Toynbee. 2ª
Ed. Madrid: Ediciones de la Revista de Occidente, 1966. 359 p. (El Arquero).
Solenn, Guy. La Philosophie. Petit dico des grands
philosophes et des courants de pensée. C.E.E : City Editions, 2009.
142p. ils.
[1]
Guy Solenn. La Philosophie. Petit dico
des grands philosophes et des courants de pensée. C.E.E, p. 141. « La
société récompense et châtie, incite et inhibe, au nom de déterminations vides
de sens réel.
Sa
police enferme les corps pour enfermer les esprits, sa morale exclut au lieu de
rassembler. Foucault invite les hommes à se construire dans leur diversité, à
choisir leur existence et leurs valeurs, à se produire eux-mèmes»
[3] Ibíd. p. 19.
[4] José Ortega y Gasset. Una interpretación de la Historia Universal.
Entorno a Toynbee. Madrid, 1966. p. 305.
[5] Foucault. Op. Cit. p. 65.
[6] Franco Frabboni y
Franca Pinto Minerva. Introducción a la pedagogía
general.
México, 2006. p 23, 24.
[7] Foucault. Op. Cit. p. 68.
[8] Ibíd. p. 46, 47.
[10] Ibíd. p. 63.
[11] Ídem.