jueves, 16 de abril de 2015

La guerra de la religión en México (1926-1929),


Ramírez Padilla, Marco Fabrizio (Coord.), La guerra de la religión en México (1926-1929), México, Palabra de Clío, 2014, 248 p. ISBN: 978-607-95645-6-8

Este libro coordinado por Marco Ramírez nos ofrece un acercamiento desde diferentes enfoques históricos, de forma amena y en ocasiones muy sugerente, para repensar la guerra cristera (1926-1929).
Las fuentes que abordaron los autores son variadas, encontramos desde la consulta de archivos especializados en el tema, pasando por fuentes bibliográficas, hemerográficas, hasta entrevistas logradas para la conformación de este documento.
El análisis de los datos se presenta en diez capítulos, redactados de manera clara y sencilla, que se complementan con una serie de imágenes, gráficas y enlaces, que permiten al lector no especializado tener un mejor entendimiento del fenómeno estudiado. Así se aborda el contexto histórico, geográfico, político-social, militar, cultural, artístico, religioso, y hasta filosófico.
El primer capítulo lo emprende Raymundo Casanova, hablándonos sobre las pugnas entre la Iglesia y el Estado que han estado presentes a lo largo de la historia nacional, mismos que llegaron a niveles alarmantes durante la segunda mitad de la década de los años veinte y a lo largo de los años treinta del siglo pasado.
La obra muestra de forma evidente a los personajes suscritos a la guerra, o mejor dicho, como lo conceptualiza Javier Hernández a la guerrilla (técnica de desgaste y astucia contra la fuerza del Estado); donde no sólo los hombres cristeros tendrían participación, ya lo señala Leslie Revilla quien nos presenta a las mujeres cristeras, mismas que tenían aspiraciones de obtener libertad, justicia, democracia; su lucha pasó de lo religioso a la político, defendían su libertad de elección, no querían ser manipuladas, querían participar, ser tomadas en cuenta, sus acciones demostraron ser algo más que un grupo de fanáticas que estaban dispuestas a morir por causas meramente divinas.
Mascota será el caso de estudio introducido por María Eugenia Herrera, en donde podrán escucharse las voces de las y los cristeros con nombre y apellido, entre mitos y realidades de una población que aún hoy no ha olvidado, pues aún viven con las consecuencias que trajo el movimiento.
Pero, no sólo los cristeros y cristeras actuaron “indirectamente”, ya lo señala José Díaz, la participación de la Santa Sede fue constante durante el pontificado de Pío XI, quien dedicó gran cantidad de mensajes a los católicos mexicanos, haciendo del conocimiento de la sociedad, no sólo del país sino del mundo entero, las vejaciones padecidas por los ataques de un gobierno intolerante y violento. No obstante, no era su único enemigo, Yabin Silva nos revela que en medio de este contexto de enfrentamientos y pugnas entre la Iglesia y el Estado, la creación de la Iglesia Católica Apostólica Mexicana (ICAM) y la declaración del cisma de la Iglesia Católica Apostólica Romana, provocaron un malestar general que fue allanando el terreno de la lucha armada.
Pero no son los únicos, por ello Filiberto Romo exhibe la participación de Estados Unidos como “mediador” en el conflicto, que fue solucionado sin tomar en cuenta las opiniones de los combatientes.
Ahora bien, Viridiana Olmos advierte que sus actores generaron la creación de un abundante corpus de obras musicales tanto etéreas como permanentes, la mayoría en términos de impostura y legitimación de los discursos ideológicos de las fracciones en pugna; con sus filias y sus fobias, de acuerdo con su respectiva carga ideológica: cristera, anticristera, neutral y colateral, en su relación discursiva con la historia del conflicto; entre otras manifestaciones artísticas como lo subraya Claudia Rodríguez cuando nos devela a los periódicos, revistas, volantes, carteles y demás impresos clandestinos plasmados en papeles baratos, que dieron a conocer los eventos que alteraban la relativa tranquilidad nacional. Ante este contexto el compromiso de los artistas no sólo fue de carácter estético, sino también ideológico, político y social.
Flor Balboa indica que distintos historiadores, investigadores sociales y analistas han escrito sobre singular tema, que presenta un carácter de excepción dentro de las insurrecciones religiosas, dentro de la guerra de guerrillas y dentro de las asonadas de subversión popular. La Cristiada manifestó características propias que convierten este suceso en específicamente distinto y por tanto en un movimiento armado de orden anómalo.
Bajo este tenor el libro que se reseña renuncia a la posibilidad de repetir tesis brillantes de reconocidos intelectuales. Se desestima la importancia de resumir diferentes interpretaciones de agudos ingenios que se han ocupado del análisis del tema. Se incursiona en un terreno menos conocido, y no debido al prurito de originalidad, sino al mero interés de presentar un factor que se considera muy importante en la evaluación histórica de la Cristiada, se refiere al plano de los actores protagónicos de la misma.
Así pues, al terminar la lucha, los cristeros se disolvieron pero definitivamente ya no eran los mismos, la guerra las había trastocado…

Viridiana Olmos

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