miércoles, 2 de febrero de 2011

De la falsificación histórica con respecto a la Excomunión de Miguel Hidalgo y las cadenas en internet.


Filiberto Romo Aguilar.

Estamos a punto de terminar el llamado año del Bicentenario. Sin embargo, el día de hoy, 29 de diciembre de 2010, también se conmemoran los 100 años de un evento de suma trascendencia durante esos convulsos años, y sin embargo poco mencionado y valorado. Me refiero a la anulación de la Excomunión dictada por el obispo Manuel Abad y Queipo contra Miguel Hidalgo y sus “secuaces". Anulación hecha el 29 de diciembre de 1810 por Mariano Escandón y Llera, conde de Sierra Gorda y gobernador del obispado de Valladolid, hoy Morelia. Documento que por cierto posee la Biblioteca Nacional de Antropología e Historia (BNAH) y que exhibió entre febrero y marzo de este año.

Respecto a la Excomunión de Hidalgo, este año dio mucho de qué hablar. Justamente el 17 de septiembre de este año llegó mi correo electrónico un mensaje que decía lo siguiente (lo sorprendente es que lo reenviaba un historiador):

La siguiente información es enviada sólo como un dato histórico…

Inicio del mensaje reenviado:


Ahora resulta que la Iglesia Católica S.A. de C.V. dice que Miguel Hidalgo y Costilla así como José María Morelos y Pavón fallecieron en el seno de la Iglesia y como sacerdotes. Creen que todavía nos chupamos el dedo.


La Excomunión de Miguel Hidalgo y Costilla
Por el Sumo Pontífice Pío VII

“Por la autoridad de Dios Todopoderoso, el Padre, Hijo y Espíritu Santo; y de los santos cánones, y de la Inmaculada Virgen María madre y nodriza de nuestro Salvador; y de las virtudes celestiales, ángeles, arcángeles, tronos, dominios, papas, querubines y serafines y de todos los santos patriarcas y profetas; y de los apóstoles y evangelistas; y de los santos inocentes, quienes a la vista del Santo Cordero se encuentran dignos de cantar la nueva canción; y de los santos mártires y santos confesores, y de las santas vírgenes, y de los santos, juntamente con todos los santos elegidos de Dios, lo excomulgamos y anatematizamos, y lo secuestramos de los umbrales de la iglesia del Dios omnipotente, para que pueda ser atormentado por eternos y tremendos sufrimientos, juntamente con Datán y Avirán, y aquellos que dicen al Señor, ¡Apártate de nos! otros! porque no deseamos uno de tus caminos y así como el fuego del camino es extinguido por el agua, que sea la luz extinguida en él para siempre jamás. Que el Hijo, quien sufrió por nosotros, lo maldiga. Que el Espíritu Santo, que nos fue dado en nuestro bautismo, lo maldiga. Que la santa cruz a la cual ascendió Cristo por nuestra Salvación, triunfante de sus enemigos, lo maldiga. Que la santa y eterna Virgen María, madre de Dios, lo maldiga.”

“Que todos los ángeles y arcángeles, principados y potestades, y todos los ejércitos celestiales, lo maldigan. Que San Juan el precursor, y San Pedro y San Pablo y San Andrés y todos los demás apóstoles de Cristo juntamente, lo maldigan. Y ojalá que el resto de sus discípulos y los cuatro evangelistas, quienes por sus predicaciones convirtieron al mundo universal, y ojalá que la santa compañía de mártires, y confesores, quienes por sus santas obras se han encontrado agradables al Dios Todopoderoso, lo maldigan. Ojalá que el Cristo de la Santa Virgen lo condene. Ojalá que todos los santos desde el principio del mundo y todas las edades, quienes se hallan ser los amados de Dios lo condenen; y ojalá que los cielos y la tierra y todas las cosas que hay en ellos, lo condenen. Que sea condenado donde quiera que esté, en la casa o en el campo: en los caminos o en las veredas; en las selvas o en el agua, o aún en la iglesia. Que sea maldito en el vivir y en el morir; en el comer y el beber; en el ayuno o en la sed; en el dormitar o en el dormir; en la vigilia o andando; estando de pie o sentado; acostado o andando; mingiendo o cancando y en todas las sangrías. Que sea maldito interior y exteriormente. Que sea maldito en su pelo. Que sea maldito en su cerebro. Que sea maldito en la corona de su cabeza y en sus sienes, en su frente y en sus oídos; y en sus cejas y en sus mejillas; en sus quijadas y en sus narices; en sus dientes anteriores y en sus molares; en sus labios y en su garganta; en sus hombros y en sus muñecas; en sus brazos, en sus manos y en sus dedos. Que sea condenado en su pecho, en su corazón, y en todas las vísceras de su cuerpo. Que sea condenado en sus venas, en sus músculos, en sus caderas, en sus piernas, pies y uñas de los pies. Que sea maldito en todas las junturas y articulaciones de su cuerpo. Que desde la parte superior de su cabeza hasta la planta de sus pies, no haya nada bueno en él. Que el Hijo del Dios viviente, con toda la gloria de su majestad, lo maldiga, y que el cielo con todos los poderes que hay en él se subleven contra él, lo maldigan y lo condenen.” “Amén. ¡Así sea! Amén”.

Este edicto de excomunión fue dado a conocer al Padre de la Patria el día 29 de Julio de 1811, antes de ser pasado por las armas.

Después de haberme sorprendido por una semana (por que nadie entre un círculo de historiadores lo había desmentido)…envié la siguiente carta:

La siguiente información también solo es enviada como un dato histórico:

Inicio del mensaje No reenviado:

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Y ahora resulta que

Anticlericales, Jacobinos y Protestantes S.A. de C. V. nos quieren hacer creer que el Padre Hidalgo y el Padre Morelos no eran Católicos. Por que claro, al ser Excomulgados perdían sus creencias católicas, ¿no?

Ellos sí saben que nos chupamos el dedo.

Tan es así que aun siendo historiadores nos mandan una foto de la colección Harley L. McDevitt sobre la Inquisición Española que se encuentra en la Universidad de Notre Dame, para demostrarnos con el documento a la vista “La Excomunión de Miguel Hidalgo y Costilla Por el Sumo Pontífice Pío VII” lo que sustentan.

Solo que hay un pequeño detalle: el documento fotografiado no tiene nada que ver con el documento sugerido.

El documento retratado ni es una bula de excomunión, ni esta firmada por el Sumo Pontífice Pío VII, ni mucho menos esta firmado al 29 de julio de 1811 o “dado a conocer al Padre de la Patria el día 29 de Julio de 1811

Es un Edicto de comparecencia para “Don Miguel Hidalgo y Costilla, Cura de la Congregación de Los Dolores… “comparecieseis en nuestra audienciafirmado “a 13 dias del mes de octubre de” “1810, firmado por los inquisidores “Bernardo de Prado y Obejero, y D. Isidoro Sainz

¿Y ahora? ¿Qué tiene que ver el documento con el pie de foto?

¿Quién realmente nos quiere hacer de chivo los tamales y para qué?

Suponiendo que

¡¿“La Excomunión de Miguel Hidalgo y Costilla Por el Sumo Pontífice Pío VII”?!

No sea un pie de foto sino un Título del texto que sigue a continuación entonces sí tenemos la chanza completa a nuestra asociación de historiadores. Por que supongo que de eso se trataba ¿no? Que nos riéramos todos con semejante Falsificación Histórica

¿O no?

Bueno, para los que tengan dudas, aún siendo todos historiadores, aclaro tres cosas:

1º.- El Papa Pío VII no podía haber escrito semejante texto.

a) Por que desde julio de 1809 era rehén por confinamiento de Napoleón, primero en Savona, cerca de Génova, hasta 1812 y después en Fontainebleau hasta marzo de 1814.

b) Justamente por que Napoleón había anexado los Estados Pontificios y el Papa Pío VII le había (a este verdaderamente) excomulgado.

c) El pontífice sin embargo ni siquiera a su secuestrador le dedica tan duras palabras como las que aparecen referidas en el presente texto. ¿Qué raro no? ¿Se habrá desquitado con el cura Hidalgo?

2º.- El texto citado ni siquiera cumple con los más mínimos requisitos de seriedad en el aparato crítico.

a) Obviando que no pertenece a Pío VII ¿a quién pertenece?, ¿al obispo local? ¿a D. Manuel Abad y Queipo? Ni siquiera aparece la mas mínima regla de Diplomática Eclesiástica en el texto, no hay Encabezado, no hay Firmantes, no hay Sello (a menos que crean que nos la vamos a tragar que la trascripción corresponde a la foto) pero lo más importante de todo no hay Destinatario. No al menos en la presente falsificación. ¿Dónde dice que el sujeto de tantos y tantos anatemas y maldiciones sea D. Miguel Hidalgo?

b) Ni siquiera se toman la molestia al transcribir semejantes barrabasadas en corregir que en las virtudes celestiales después de los Tronos y Dominios siguen las Potestades no los ¿”Papas”?, y quede que a quién sea que este dirigida la excomunión es mejor que en lugar de apartarse de “nos”? y de “otros”? se aleje de ¡Nosotros! Digo finalmente entiendo que todos los santos lo condenen, pero ¿”todas las edades”? Es la primera vez que me entero que las “edades” también condenan. Ya me imagino como se habrá espantado (más bien reído) el Padre Hidalgo al ver lo que le mandaba el “Sumo Pontífice Pío VII” “antes de ser pasado por las armas”.

c) Para acabar pronto el texto citado ni siquiera es un original del siglo XX es una copia (mal hecha) de un texto del siglo XII llamada “Textus Roffensis” que además ni siquiera esta completo, está editado. Es decir es una interpolación maliciosa para inventar un texto falso de excomunión contra Hidalgo.

3º.- Y respecto al Edicto de Comparecencia del pronto a desaparecer Tribunal del Sto. Oficio o Inquisición:

a) Un Edicto de comparecencia aún bajo amenaza de excomunión es eso una amenaza no una excomunión. Y de hecho hubo cuatro edictos de comparecencia no solo este que se muestra aquí.

b) La verdadera excomunión del Obispado de Michoacán se tuvo que ratificar tres veces por que no quedaba claro si era válida o no.

c) El mismo Padre Hidalgo llamó al Tribunal “respetable, y cuyo instituto es el mas santo” solo que los españoles han prostituido “su honor, y su reputación” (manuscrito de Hidalgo en su primer Manifiesto).

¿Por que no ser honestos y precisos en lugar de andar mandando correos que siguen perpetuando los mitos y las Leyendas Negras con fines ideológicos o religiosos en la Historia de México?

Para valorar correctamente la actuación de la Iglesia ante la Independencia de México sigue siendo necesario un trabajo atento por dejar de lado documentos sin suficiente base histórica para recurrir a aquellos otros documentos que sí permiten un acercamiento adecuado, sin prejuicios ni falsificaciones, a hechos del pasado que han de ser interpretados en su contexto propio, no según la mentalidad de épocas sucesivas.

Y remato con dos citas textuales que considero altamente pertinentes al tema y que deberían de ser divisa de los historiadores profesionales:

“¡No falsifiquéis la Historia, ni con la mejor intención, ni siquiera por patriotismo!”…

“es tan sublime el verdadero patriotismo, como absurda y ridícula es la patriotería, y esta es aun criminal, cuando la usa el maestro para adulterar la verdad histórica y corromper la buena fe de los niños.”

Enrique C. Rébsamen en Guía metodológica para la enseñanza de la historia, México: Librería de la Vda. de Ch. Bouret, 1904, Pág. 48 (las cursivas son originales)

Haciendo eco de Rébsamen y aprovechando que es el mes de septiembre, me despido con un afectuoso y muy patriota, que no patriotero, abrazo para cada todos y cada uno de ustedes. Por que a pesar de todo lo que sucede en nuestro país los que nacimos en este mes seguimos creyendo, quizá por emulación, en los principios libertarios y de honestidad que tuvieron los que forjaron nuestra patria, felicidades a todos los septembrinos.

Desde la trinchera de Infonavit Culhuacán.

Filiberto Romo A.

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Anexos que envíe (para mostrar la falsificación documental e interpretativa)

Imágenes del original del siglo XII del “Textus Roffensis”.

Declaraciones de Hidalgo sobre su Religión

Declaraciones de Morelos sobre el mismo tema.

Propaganda de la Falsificación

El Textus Roffensis una compilación de textos desde el siglo VI al siglo XII. Fue elaborado por el obispo Ernulfo de Rochester (1040-1124). Entre los textos recopilados por el obispo aparece la presente excomunión con anatemas (maldiciones e imprecaciones) por lo que también es conocida como "Excomunión Roffensis" o "Excomunión de Rochester".

Esta clase de excomuniones locales ya no son posibles desde el Concilio de Trento, por lo que es absolutamente absurdo que se le haya leído semejante documento al padre Hidalgo.





Vaya que si creen que nos chupamos el dedo, creen que no sabemos de la existencia del Primer Manifiesto manuscrito de Hidalgo de Noviembre de 1810 donde el Padre literalmente dice:

“Os juro desde luego, amados conciudadanos míos, que jamás me he apartado, ni en un ápice de la creencia de la santa Iglesia católica; jamás he dudado de ninguna de sus verdades; siempre he estado íntimamente convencido de la infalibilidad de sus dogmas, y estoy pronto a derramar mi sangre en defensa de todos y cada uno de ellos.”

Don Miguel Hidalgo y Costilla en Colección de Documentos para la Historia de la

Guerra de Independencia de México de Juan E. Hernández y Dávalos bajo la guía de Virginia Guedea y Alfredo Ávila, Tomo I, México: UNAM, 2007, Número 54, Pág. 1

O del Segundo Manifiesto de Enero de 1811 en donde dice:

No, los Americanos jamás se apartan un punto de las máximas Christianas heredadas de sus honrados Mayores.

Nosotros no conocemos, otra Religión que la Católica, Apostólica, Romana, y por defenderla pura, ilesa en todas sus partes, no permitiendo, que se mezclen en este Continente, Extranjeros que la desfiguren, estamos prontos a sacrificar gustosos nuestras vidas.”

Independencia Nacional. Tomo I. Antecedentes – Hidalgo. Instituto de Investigaciones Bibliográficas. Seminario de Independencia Nacional. UNAM. México. (Primera edición 1986-1987) Segunda edición 2005. Páginas 297-300. Tomado de Hernández y Dávalos, Colección...., vol. 2, doc. 51, pp. 119-120.

Sin embargo el símbolo más poderoso y persuasivo de su catolicismo era con todo la imagen de Nuestra Señora de Guadalupe que Hidalgo dio a sus seguidores desde el 16 de septiembre de 1810. Pues en su camino de Dolores a San Miguel el Grande, se detuvo a orar en la iglesia de Atotonilco mientras sus seiscientos hombres esperaban en el atrio. Al salir enarboló la única imagen capaz de unir al pueblo para la empresa de la Independencia Nacional. La inscripción que puso en las banderas de la revolución fue:

«Viva la religión. Viva nuestra Madre Santísima de Guadalupe. Viva Fernando VII. Viva la América y muera el mal gobierno».

Don Miguel Hidalgo y Costilla en Colección de Documentos para la Historia de la

Guerra de Independencia de México de Juan E. Hernández y Dávalos bajo la guía de Virginia Guedea y Alfredo Ávila, Tomo II, México: UNAM, 2007, Número 44, Pág. 3

Y por si queda alguna duda sobre de que religión esta hablando Hidalgo léase el Anónimo de 1810 recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña:

"Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!"

Herrejón Peredo, Carlos (2009). «Versiones del grito de Dolores y algo más». En Rafael Vargas. 20/10. Memoria de las revoluciones en México. México: RGM Medios. p. 41.

Y respecto a Morelos, el llegó a ser todavía más claro, si se puede, que el mismo Hidalgo en cuanto a religión:

Desde el 29 de Enero de 1813:

“Morelos condenaba tajantemente toda tentativa de convertir a la insurgencia en un ataque contra los ricos o contra todos los blancos, insistiendo en que los criollos habían sido los primeros en tomar las armas en defensa de los indios y de las castas. Todos los americanos eran hermanos en Cristo. Y concluía:”

“esta igualdad en calidades y libertades en consiguiente el problema divino y natural, y es que sólo la virtud han de distinguir al hombre y lo han de hacer útil a la Iglesia y al Estado”*

Breading, David A., Bolívar y la República Clásica, en Revista Letras Libres Noviembre 1983, Traducción de Tomás Segovia, p.21

*Lemoine Villacaña, Ernesto, Morelos Su vida revolucionaria a través de sus escritos y de otros testimonios de la época, México, 1965, pp.162, 181, 264.

La Religión Católica es incluso un leitmotiv en el caso de Morelos, como puede verse evidentemente en los primeros 4 artículos de su Manifiesto, Sentimientos de la Nación, del 14 de septiembre de 1813:

“1. Que la América es libre é independiente de España y de toda otra Nación, Gobierno ó Monarquía, y que así se sancione, dando al mundo las razones.

2. Que la religión Católica sea la única, sin tolerancia de otra.

4. Que el Dogma sea sostenido por la Jerarquía de la Iglesia, que son el Papa, los Obispos y los Curas por qué se debe arrancar toda planta que Dios no plantó: omnis plantatis quam nom plantabit Pater meus Celestis Cradicabitur. Mat. Cap. XV.”

Lemoine Villacaña, Ernesto, Op. Cit. pp.370 y 371.

Posteriormente en el Acta Solemne de la Declaración de Independencia de la América Septentrional a 6 días del mes de noviembre de 1813 dice:

“queda rota para siempre jamás y disuelta la dependencia del trono español; que es árbitro para establecer las leyes que le convengan para el mejor arreglo y felicidad interior, para hacer la guerra y la paz y establecer alianzas con los monarcas y repúblicas del antiguo continente, no menos que para celebrar concordatos con el sumo pontífice romano para el régimen de la Iglesia católica, apostólica, romana, y mandar embajadores y cónsules; que no profesa ni reconoce otra religión más que la católica, ni permitirá ni tolerará el uso público ni secreto de otra alguna; que protegerá con todo su poder y velará sobre la pureza de la fe y de sus dogmas y conservación de los cuerpos regulares; declara por reo de alta traición a todo el que se oponga directa o indirectamente a su independencia”

Lemoine Villacaña, Ernesto, Op. Cit. pp.424 y 425.

Y para rematar creo que basta leer los artículos 1º, 13º, 14º, 15º, y 17º de la Constitución del 22 de octubre de 1814 en Apatzingán para darse cuenta de si Morelos era o no Católico en sus ideales y cuál era el ideal que proponía como nación, más allá de la supuesta excomunión del Papa que nos mandaron y de las tan temidas excomuniones locales del maléfico tribunal del Santo Oficio, que por cierto estaba ya en sus estertores y agonías, pues ya había sido abolido en 1813 y “revivió” siete años más para ser abolido nuevamente y de manera definitiva aún antes de lograr la Independencia en 1820:

Léase:

“Capítulo I. De la religión

Artículo 1°.- La religión católica apostólica romana es la única que se debe profesar en el Estado.”

Capítulo III. De los ciudadanos

Artículo 13.- Se reputan ciudadanos de esta América todos los nacidos en ella.

Artículo 14.- Los extranjeros radicados en este suelo que profesaren la religión católica, apostólica, romana, y no se opongan a la libertad de la Nación, se reputarán también ciudadanos de ella, en virtud de carta de naturaleza que se les otorgará, y gozarán de los beneficios de la ley.

Artículo 15.- La calidad de ciudadano se pierde por crimen de herejía, apostasía y lesa nación.

Artículo 17.- Los transeúntes serán protegidos por la sociedad, pero sin tener parte en la institución de sus leyes. Sus personas y propiedades gozarán de la misma seguridad que los demás ciudadanos, con tal que reconozcan la soberanía e independencia de la Nación, y respeten la religión católica, apostólica, romana.”

La Propaganda que circula en Internet y en correos electrónicos:



Así las cosas, en el ya casi fenecido año del bicentenario…

Como se puede ver, en la carta original, es tan burda la falsificación, que ni siquiera tuve necesidad de hacer mención del documento que hoy se conmemora:

“Satisfacción que Mariano Escandón da al pueblo cristiano… en los que levantaba la excomunión puesta al Cura Hidalgo”.

Fuentes:

Respecto al “Textus Roffensis” sólo tuve acceso a la versión en línea, fotografiada en su original latino.

Respecto a las declaraciones de Hidalgo y Morelos confrontar citas.

Sobre la propaganda de la falsificación, diversas páginas en línea sobre todo logias masónicas.

Respecto a la satisfacción que Mariano Escandón dio pueblo cristiano el 29 de diciembre de 1810 confrontar:

"El Clero de México y la Guerra de Independencia", en Genaro García. Documentos Inéditos o muy raros para la historia de México. Biblioteca Porrúa No. 60. Editorial Porrúa. México, 2004. Páginas 395-397.



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