Los historiadores
marxistas británicos: un análisis introductorio.
Mauricio Flamenco Bacilio
Palabra de Clío A.C.
Presentación:
La historia económica ha sido una de las
ramas de la historiografía con mayor independencia si se le compara con otras;
como la historia del arte, la historia cultural, la historia social o la
historia de la vida cotidiana. En muchos casos los libros de historia económica
son escritos por economistas y no necesariamente por historiadores, además de
estar llenos de datos estadísticos. Pero el libro de Harvey J. Kaye Los historiadores marxistas británicos,
no es necesariamente un libro de historia económica, sino de revisión
historiográfica a partir del enfoque teórico del marxismo, además de dedicar su
revisión a la historia social haciendo a un lado la historia política. No
obstante, llama la atención el hecho de ver este libro en la sección de libros
de economía y ciencias sociales, pero no junto a los libros de historia cuando
se le consulta en bibliotecas. Tal vez la inclusión del término marxista en el
título de este libro llevó a su clasificación en el área de economía.
Sobre
el autor:
Harvey J. Kaye es un historiador
estadounidense quien además cuenta con estudios de sociología. Actualmente es
director del Centro para Historia y Cambio Social en la universidad de
Winsconsin en Green Bay. En el año 2006 recibió el premio de la Wisconsin
Library Association por su obra Thomas
Paine and the Promise of America. Otras obras suyas son Los historiadores marxistas británicos, editada
por Cambridge en 1984 y ¿Por qué las
clases dominantes temen a la historia? Y otras preguntas de 1997. Según el
portal de la Universidad de Winsconsin, Harvey J. Kaye se encuentra escribiendo
un libro sobre Franklin D. Roosevelt y la Segunda Guerra Mundial.
Sobre
la lectura:
La obra en sí da un panorama general de las
aportaciones historiográficas de cinco historiadores británicos del siglo XX
(Maurice Dobb, Rodney Hilton, John Edward Christopher Hill, el recientemente fallecido
Eric Hobsbawm
y Edward Palmer Thompson). La contribución de estos historiadores es a partir
de su búsqueda por realizar una historiografía capaz de ir más allá de lo
estudiado en las universidades británicas hasta mediados del siglo XX; porque
hasta ese entonces la enseñanza de la historia se limitaba a la historia de las
instituciones y los acontecimientos políticos de manera cronológica. También
entre sus intenciones con esta obra, Kaye menciona como estos historiadores
estuvieron influenciados por las circunstancias históricas vividas, como la
segunda guerra mundial, la guerra fría y las incursiones soviéticas en Europa
del este. Estos acaecimientos influyeron en la ideología de estos historiadores
quienes dejaron sus filiaciones partidistas o se mantuvieron firmes a ellas.
Por ejemplo, Rodney Hilton, E. P. Thompson y Christopher Hill renunciaron a su
militancia en el Partido Comunista británico, mientras Dobb y Hobsbawm
siguieron en él.[1]
En
otro orden de ideas, el término marxismo ha dado lugar a muchas
interpretaciones. Muchos asocian este vocablo con la supeditación de la
sociedad a partir de las relaciones económicas, mientras otros lo asocian con
las teorías socialistas y comunistas y su puesta en práctica por naciones como
la extinta Unión Soviética, lo cual sería reducir mucho este concepto sin tomar
en cuenta la influencia del pensamiento filosófico en el marxismo,
principalmente de la dialéctica. Incluso dentro de los propios historiadores
estudiados por Kaye existen divergencias sobre el origen del pensamiento marxista
en Inglaterra. Edward Palmer Thompson consideraba al propio Marx como el
iniciador de la historiografía marxista en Gran Bretaña, considerando que Karl
Marx pasó sus últimos años en Inglaterra y falleció en Londres en 1883.[2]
Pero según Eric Hobsbawm, no había teoría marxista en Gran Bretaña hasta la
formación del Partido Comunista de ese país.[3]
En mi opinión, comparto la idea de un historiador posterior como Peter Burke al
señalar que Marx no era marxista, así como Ranke tampoco fue Rankeano.[4]
Pues un autor quien es considerado después como el iniciador de una corriente
de pensamiento, tuvo en un principio la influencia de diferentes corrientes
antes de tener a sus discípulos o seguidores. En este caso, el marxismo
surgiría entre los individuos influenciados por el pensamiento de Karl Marx y
sus interpretaciones, junto con algunos agregados o incluso divergencias. De
acuerdo con Harvey Kaye, los historiadores analizados en su obra buscaron
superar la concepción social de base-superestructura del marxismo clásico, así
como evitar el reduccionismo de basar toda relación social a partir de
cuestiones económicas.[5]
Pero
más allá de las discrepancias de los propios historiadores adscritos a la
corriente estudiada en este libro, ellos coincidieron en la búsqueda por
rescatar del olvido a las clases populares o los grupos subalternos ajenos a
las clases gobernantes. Otro punto concordante entre estos autores fue la de
darle una mayor importancia a las clases populares dentro de sus escritos;
porque de acuerdo a su propuesta historiográfica, los procesos históricos se
han “hecho” con la participación las
clases bajas, pero estas no han “escrito”
discursos sobre sus vicisitudes a través del tiempo.[6]
Asimismo, las ideas de estos historiadores fueron divulgadas a través de la
revista Past & Present fundada en
1952. Esta revista sigue siendo una de las más importantes en la divulgación de
avances en Historia social, además de estar abierta a las contribuciones de
autores no necesariamente catalogados como marxistas.[7]
Uno de los ejemplos más
notables en los esfuerzos por historiar acerca de las clases populares está en
la obra de Christopher Hill, quien fuera uno de los más destacados
historiadores acerca del periodo revolucionario inglés del siglo XVII. En sus
obras Hill enfatiza el aspecto social de los cambios suscitados en ese periodo,
sin limitarlo únicamente a lo político o económico. Ciertamente, Hill considera
a la guerra civil inglesa como una revolución burguesa apoyada por las clases
populares, pero también la define como una revolución fallida en el sentido
democrático, pues esta culmina con la restauración monárquica y sin una
retribución notable a las masas tras la agitación política y social sucedida en
Inglaterra entre 1640 y 1660.[8]
Su obra también ha servido para reestructurar ideas sobre el proceso
revolucionario ingles del siglo XVII; un ejemplo de ello ha sido el cambio
conceptual sobre los puritanos y el puritanismo en general. Ahora estos
conceptos no se entienden solamente en el sentido peyorativo de la palabra y no
se le limita siquiera en el sentido religioso. El puritanismo se entiende desde
la perspectiva de Hill como un cuerpo de opinión dentro y fuera de los círculos
religiosos de la Inglaterra del siglo XVII.[9]
Siguiendo con esta línea, E. P. Thompson y Eric Hobsbawm se empeñaron en
escribir la historia de las clases campesinas y obreras tras la revolución
industrial. También aquí es importante señalar la influencia de la escuela
francesa a través de la revista Annales. Si
bien los historiadores de la Nouvelle
Histoire française son considerados ajenos a la teoría marxista, ellos
también influyeron en cierta medida a los historiadores marxistas británicos.
Pero también el marxismo llegó a influir en la escuela francesa incluyendo a
Fernand Braudel, aunque fuera en sus últimas obras como lo señala Peter Burke.[10]
Como
se mencionó párrafos antes, las clases subalternas han sido participes de la
historia, pero como éstas no tuvieron su versión escrita de los hechos
históricos, solamente conocemos la interpretación de quienes los han estudiado.
Esto es una limitante para la investigación histórica y en el caso de los
historiadores marxistas (o quienes se autoproclaman así) surgiría el problema
de la radicalización y generalización de ideas sobre el pueblo llano, las
masas, los obreros, los campesinos y los sectores populares. Como ejemplo de
ello está el sostener la existencia de una “cultura autónoma” y de resistencias
permanentes de las clases bajas, así como considerar a la lucha de clases como
la única opción para liberarse.[11]
Ante esto Carlo Ginzburg, quien admite la influencia tanto del marxismo como de
Annales en su obra, se resigna a la imposibilidad de encontrar
una historiografía surgida directamente desde las clases populares.[12]
Esta crítica a las tendencias más radicales es necesaria para no caer en el
maniqueísmo de los discursos oficialistas a los cuales se pretende refutar.
Kaye también hace una crítica a sus autores analizados al historiar únicamente
las rebeliones y oposiciones de las clases bajas con respecto a los grupos
gobernantes; pero la historia social inglesa no se ha ocupado tanto en señalar
las tendencias conservadoras y hasta reaccionarias de los sectores populares.[13]
Por ejemplo, durante la guerra civil inglesa las regiones más alejadas y pobres
se mantuvieron leales al rey y rechazaron al parlamento; incluso en los centros
urbanos hubo quienes defendían el derecho divino del rey.
Corolario:
Ciertamente
las contribuciones de los historiadores marxistas británicos han servido para ampliar
los horizontes de la historiografía, como lo han hecho otras corrientes
historiográficas contemporáneas. Con el afán de escribir una “historia desde
abajo”, autores como Thompson, Hill o Hobsbawm han creado un discurso atractivo
para ir más allá de la historia política. En cuanto a la enseñanza de la
historia, la aportación historiográfica marxista británica se nos presenta como
una opción, o como diría Kaye, una alternativa para acercarnos a la historia de
los grupos alejados de la élite y con quienes los estudiantes parecen tener más
empatía al verse a sí mismos como “el pueblo”. Eventualmente esto servirá para
que el alumno asuma el concepto de consciencia de clase y tener una visión
crítica de los procesos históricos y sus repercusiones en su presente.
Asimismo, el estudio de los sectores populares también ha llevado al cambio
conceptual sobre ciertas colectividades como se señaló en la obra de
Christopher Hill. Esta corriente historiográfica también abre la posibilidad de
ampliar la teoría del materialismo histórico sin reducirla solamente a la
economía o datos estadísticos. La contribución de los historiadores analizados
por Kaye se centra en el esfuerzo por hacer una historia social, no solo de los
acontecimientos o de los “grandes hombres”, siendo así más incluyente al
abarcar todos los estratos sociales. En el salón de clases esta teoría le
servirá al alumno para verse a sí mismo como un ser histórico, junto con su
entorno y grupos sociales en los cuales se encuentra inmerso.
Bibliografía básica:
Kaye, Harvey J. Los historiadores marxistas británicos: un
análisis introductorio. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1989.
XVIII-240p. (Ciencias sociales, 11).
Bibliografía complementaria:
Burke, Peter. Formas de hacer historia. 1ª Ed. 1ª Reimp.
Trad. José Luís Gil Arista. Madrid: Alianza, 1994. 313p.
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La Revolución historiográfica francesa.
Trad. Alberto Luís Bixio. 2ª Reimp. Barcelona: Gedisa, 2006. 141p.
[1] Kaye, Harvey J. Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio. Zaragoza.
1989. p.
[2] Ibíd.
p. 9.
[3] Ibíd.
p. 11.
[4] Peter Burke. Formas de hacer historia.
Madrid, 1994. p. 13.
[5] Kaye. Op. Cit. p. 201.
[6] Ibíd.
p. 7.
[7] Ibíd.
p. 15.
[8] Ibíd.
p. 9, 99, 110, 111.
[9] Ibíd.
p. 104-105.
[10] Peter Burke. La Revolución historiográfica francesa. Barcelona, 2006. p. 58.
[11] Kaye. Op. Cit. p. 207.
[12] Ibíd.
p. 205.
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