Marco  Fabrizio Ramírez Padilla.
Cuando el Circuito interior se monta sobre el Peñón de los Baños a unos cuantos metros del aeropuerto, se observa un pequeño parque que en principio no tiene nada que lo haga diferente a cualquiera de los otros que se encuentra a lo largo y ancho la ciudad, salvo, un pequeño monumento que le da nombre, se trata de la representación de un niño cargando a dos pequeñas envuelto en llamas. El parque se llama del Niño quemado.
Cuando el Circuito interior se monta sobre el Peñón de los Baños a unos cuantos metros del aeropuerto, se observa un pequeño parque que en principio no tiene nada que lo haga diferente a cualquiera de los otros que se encuentra a lo largo y ancho la ciudad, salvo, un pequeño monumento que le da nombre, se trata de la representación de un niño cargando a dos pequeñas envuelto en llamas. El parque se llama del Niño quemado.
Hace  casi sesenta   años  los  habitantes del  Peñón todavía se  referían   al  centro de   la  ciudad  como México,  la  manera  más  sencilla de  transportarse entre lo  dos puntos era a  través del servicio que  ofrecía una linea de  camiones. En   1959 uno de esos  camiones volcó y   comenzó a incendiarse,  algunos  pasajeros pudieron   huir, pero el  fuego  se  propagó   tan rápido que no  todos  tuvieron la  misma  suerte,   unas pequeñas  que  iban  dentro   del  camión  no pudieron  salir, pero para  su  fortuna,  José Luis Ordaz López  un  niño que había  sido testigo   de   la tragedia,  sin  dudarlo  se  lanzó al  rescate de   las menores.  La  heroica  acción libró a  las niña  de una  muerte  segura, pero le  costó  a José  Luis la  vida.
En recuerdo a ese  enorme  sacrificio  el parque lleva  oficialmente  el  nombre de  "Niño  quemado"Un  ejemplo     digno de  recordar, en  especial en  los  presentes   momentos  que nos  hacen  tanta  falta  conocer de personas  dispuestas   a   hacer algo     desinteresado  en  favor  de los  demás.
Normalmente los espacios públicos son designados sin ningún pudor con nombres de funcionarios o políticos, que al no haberse ganado un lugar en la memoria colectiva por su adecuada gestión o el manejo cristalino de lo fondos públicos, quieren dejar huella a costa de nuestros espacios. Por eso da gusto saber que por lo menos un parque se salvo de ser manchado con el nombre de un político.
Aunque para ser sincero me hubiese gustado más, que en lugar de Parque del Niño quemado se hubiera llamado simple y sencillamente Parque José Luis Ordaz López. como claro e inequívoco homenaje a tan inusual persona.
Normalmente los espacios públicos son designados sin ningún pudor con nombres de funcionarios o políticos, que al no haberse ganado un lugar en la memoria colectiva por su adecuada gestión o el manejo cristalino de lo fondos públicos, quieren dejar huella a costa de nuestros espacios. Por eso da gusto saber que por lo menos un parque se salvo de ser manchado con el nombre de un político.
Aunque para ser sincero me hubiese gustado más, que en lugar de Parque del Niño quemado se hubiera llamado simple y sencillamente Parque José Luis Ordaz López. como claro e inequívoco homenaje a tan inusual persona.
 

 
 
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