Algunas
pistas sobre la religiosidad de los extintos pueblos Coxoh.[1]
Alma Rosa Martínez González.
Alma
Rosa Martínez hace, en una primera parte, una descripción del área geográfica
en la que se desarrollaron los pueblos maya-coxoh y que se ubicó en la cuenca
conocida como la Depresión Central, esta zona fue una ruta de gran tránsito
comercial por lo que no se comprende la desaparición de dichos pueblos que para
Martínez “…son pocas veces recordados en la historia chiapaneca”.[2] Asimismo, los asentamientos durante la época
colonial los coxoh habitaron en los pueblos fundados por los frailes dominicos
que los nombraron Aquespala, Coneta y otros más, con esta acciones los
religiosos tomaron en sus manos la evangelización de los naturales.
Las
primeras obras que tratan sobre las creencias previas de los coxoh aparecen en
los siglos XVII y XVIII, realizadas por Francisco Ximénez en ellas aparece un
dios maya llamado Tohil, deidad que también aparece el el Popol Vuh y se le
relaciona con el agua, el trueno, el fuego y el “…inframundo, por lo que se
asocia igualmente al culto en los temascales”.[3]
Tohil exigía, según Ximénez, sacrificios humanos para poder controlar el fuego.
Por
otra parte, los pueblos coxoh también realizaban sus ritos bajo grandes ceibas
e hicieron sitios sagrados de los ríos, algunos cerros y caminos. En estos
lugares se hacían ofrendas y sacrificios de sangre. Otros recintos sacralizados
fueron las cuevas, en donde se han encontrado restos de alimentos dedicados a
los dioses e incluso de autosacrificios humanos.
A
la llegada de los españoles los coxoh fueron desplazados y se les asignaron
nuevos patronos, sin embargo, para fray Tomás de la Torre “…los religiosos
estaban más apurados por sus posesiones en el valle que de evangelizar a los
indios”.[4]
Bajo esta y otras circunstancias las poblaciones creadas para los pueblos coxoh
por los dominicos desaparecieron y con ellos parte de sus prácticas religiosas.
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