miércoles, 20 de abril de 2011

Formas de Historia Cultural de Peter Burke.


Lic. Mauricio Flamenco Bacilio.


Los fundamentos teóricos de la Historia como disciplina profesional han cambiado constantemente durante las últimas décadas. Peter Burke señala al comienzo del libro acerca de la evolución en la investigación histórica, la cuál ha dado como resultado el surgimiento de la llamada “Historia Cultural”. El término anterior se torna muy difícil de explicar, comenzando por el propio concepto de cultura, el cual podría dar a entender absolutamente todo. En el proceso historiográfico del último siglo, se ha hecho mención especial a la contribución de la llamada Nouvelle Histoire (Nueva Historia) surgida en Francia a través de la Revista Annales con gente como Jacques Le Goff. Dicha corriente historiográfica ha tratado de hacer una “Historia Total”. Ello significa estudiar la historia de la niñez, la locura, las mujeres, las minorías étnicas, sectores populares, la literatura, la filosofía, las artes plásticas, la música, la medicina, la química, las matemáticas, la semiótica etcétera[1].

La Historia cultural también pretende alejarse de la concepción clásica de la Historia dónde sólo se tomaban en cuenta los aspectos políticos y quizás también los económicos. Así los historiadores de las últimas décadas se han dedicado a estudiar aspectos de la vida cotidiana en otras épocas. Del texto de Burke, llama la atención el como se han estudiado los sueños de gente originaria de la Inglaterra del Siglo XVII, destacando al obispo William Laud, quien fuera de los principales defensores del rey Carlos I durante la Guerra Civil y quien terminara siendo ejecutado justo como el rey. Laud registró algunos de sus sueños en su diario y ahora estos han sido estudiados tanto por historiadores como psicoanalistas, o incluso también por sociólogos y politólogos. Ello denota también el carácter multidisciplinario de la Historia o por lo menos sus conexiones con otras ciencias y disciplinas del saber.[2] El concepto anterior sería de suma importancia para la formación docente, pues los profesores deben vincular el contenido de los temas enseñados con otros presumiblemente estudiados en otras asignaturas.

Si bien la Historia Cultural parecería ser un tema de estudio reciente, los antecedentes alrededor de este concepto parecen tener ya una historia de muchos siglos. En la Europa moderna (a partir del Siglo XVI) comenzaron a surgir las identidades nacionales a partir de las mentalidades y las memorias de las sociedades (o memoria colectiva). Con ello las comunidades identificadas con una lengua y un pasado común parecían estar más obsesionadas en buscar información sobre su origen y pasado, especialmente entre los pueblos sufrientes de conquistas y divisiones territoriales como Irlanda o Polonia, quizás esto también aplicaría para la Historia México.[3] Por otro lado, con la idea de identidad nacional, la gente comenzó a identificar a los individuos ajenos a su cultura, creando estereotipos de los extranjeros. Por ejemplo, los ingleses percibían a los italianos y asiáticos como holgazanes[4]. Incluso dentro de un mismo país podrían existir estereotipos para la gente de distintas regiones.[5] Aunque prácticamente todas las naciones han recibido influencias culturales de diversas partes del mundo. Japón recibió primero influencia cultural de China y en el último siglo la ha recibido de los países occidentales, mientras Brasil ha recibido influencia indígena, europea y africana para sus festividades del carnaval, las cuales se consideran ahora como algo propio de la cultura e idiosincrasia brasileña.[6]

Otro aspecto de interés para el estudio de la Historia Cultural es la diferenciación entre la Alta Cultura y Baja Cultura. En otras palabras, se trata de buscar las divergencias entre la Cultura de la élite social letrada con buena formación académica y la cultura de la mayoría de la población con menor acceso a los productos culturales de las clases privilegiadas. El segundo caso correspondería a la llamada “Cultura Popular”, la cual había sido históricamente desdeñada por los académicos, pues la consideraban inferior y veían a la cultura de la élite como la única existente. Ahora la historia y la cultura de las mayorías se ha estudiado para innovar la investigación histórica. Pero dentro de ambas culturas (la alta y la baja) parecieran existir personajes justo en medio, tal como el molinero Domenico Scandella, mejor conocido como Menocchio, personaje histórico principal del libro de Carlo Ginzburg El queso y los gusanos. Aunque la figura de Menocchio tiene una serie de características distintivas con respeto a las mayorías de su época al saber leer y escribir, dos elementos nada comunes en las clases bajas europeas del siglo XVI e incluso de tiempos posteriores[7]. Con la mención anterior, se plantea la interrogante: ¿Es Menocchio un buen ejemplo para representar a la baja cultura de su época? Quizás no, porque el molinero tenía una concepción del mundo muy particular en donde convivían tanto las tradiciones populares, como los dogmas religiosos establecidos e impuestos por la élite en su sociedad y su tiempo. Aunque como se mencionó anteriormente, Menocchio sería una figura en medio de la Alta y Baja cultura, pues sabía leer y conocía algunos textos censurados por la Inquisición, pero los interpretaba de un modo distinto respecto a los miembros del tribunal eclesiástico.[8]

Para concluir, Burke describe a la Historia Cultural como la rama encomendada para cubrir todo lo historiable fuera del ámbito político y económico. Dicha tendencia se ha ampliado con la aparición de términos como la Historia de la vida Cotidiana, o como la llaman los alemanes y franceses Alltaggeschichte o La vie quotidienne respectivamente.[9] En otras palabras, la Historia Cultural se ha propuesto escribir sobre la gente ignorada u olvidada a través de las distintas épocas de la humanidad.[10] También es interesante ver como la gente parece interesarse más con este tipo de historia, siempre y cuando sea con una escritura amena, porque la Historia académica elaborada en las universidades parece tener poco interés para la mayoría de la población.[11] A partir de esto último, tanto los profesores de escuela a cualquier nivel, así como los historiadores, tendrían el deber de acercar la Historia al resto de la población a través de las aulas, las lecturas de divulgación, los museos, los monumento, los edificios históricos y recientemente los materiales interactivos (películas, documentales, discos compactos, Internet, etcétera). La Historia Cultural parece ser un buen inicio para cumplir con ese objetivo.

Bibliografía.

  • Burke, Peter. Formas Historia Cultural. Trad. Belén Urrutia. Madrid: Alianza, 2006. 302 p.
  • ------------ La cultura popular en la Europa Moderna. Versión española de Antonio Feros. Madrid: Alianza. 1990. 445 p. (Alianza Universidad, 664).
  • ------------ New perspectives on Historical Writing. 1st Ed. Cambridge: Polity Press, 1991. 254 p.


[1] Vid. Peter Burke. Formas de Historia Cultural. 2006. p. 16-29, 41, 232, 233, 239, 246. También. Peter Burke. “Overture: The new History, its past and its future” in New perspectives on Historical Writing. 1991. p. 2-6.

[2] Ibíd. p. 38, 48-50, 212.

[3] Ibíd. p. 79.

[4] Ibíd. p. 128, 130.

[5] Ibíd. p. 134-136

[6] Ibíd. p. 195-203, 246, 247.

[7] Cfr. Peter Burke. “Los usos de la educación” en: La Cultura popular en la Europa Moderna. 1990. p.350-361

[8] Formas… p. 164, 167, 218.

[9] New perspectives… Op. Cit. p. 11

[10] Jim Sharpe. “History from below” in New perspectives... p. 25-26.

[11] David Cannadine. “British History: Past, Present-and Future”. Past and present. No. 116. 1987. p. 177 Apud. Sharpe. Op. Cit. p. 34.


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