sábado, 16 de marzo de 2013

Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio.



Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio.
Mauricio Flamenco Bacilio
Palabra de Clío A.C.

Presentación:
La historia económica ha sido una de las ramas de la historiografía con mayor independencia si se le compara con otras; como la historia del arte, la historia cultural, la historia social o la historia de la vida cotidiana. En muchos casos los libros de historia económica son escritos por economistas y no necesariamente por historiadores, además de estar llenos de datos estadísticos. Pero el libro de Harvey J. Kaye Los historiadores marxistas británicos, no es necesariamente un libro de historia económica, sino de revisión historiográfica a partir del enfoque teórico del marxismo, además de dedicar su revisión a la historia social haciendo a un lado la historia política. No obstante, llama la atención el hecho de ver este libro en la sección de libros de economía y ciencias sociales, pero no junto a los libros de historia cuando se le consulta en bibliotecas. Tal vez la inclusión del término marxista en el título de este libro llevó a su clasificación en el área de economía.

Sobre el autor:
Harvey J. Kaye es un historiador estadounidense quien además cuenta con estudios de sociología. Actualmente es director del Centro para Historia y Cambio Social en la universidad de Winsconsin en Green Bay. En el año 2006 recibió el premio de la Wisconsin Library Association por su obra Thomas Paine and the Promise of America. Otras obras suyas son Los historiadores marxistas británicos, editada por Cambridge en 1984 y ¿Por qué las clases dominantes temen a la historia? Y otras preguntas de 1997. Según el portal de la Universidad de Winsconsin, Harvey J. Kaye se encuentra escribiendo un libro sobre Franklin D. Roosevelt y la Segunda Guerra Mundial.

Sobre la lectura:
La obra en sí da un panorama general de las aportaciones historiográficas de cinco historiadores británicos del siglo XX (Maurice Dobb, Rodney Hilton, John Edward Christopher Hill, el recientemente fallecido Eric Hobsbawm y Edward Palmer Thompson). La contribución de estos historiadores es a partir de su búsqueda por realizar una historiografía capaz de ir más allá de lo estudiado en las universidades británicas hasta mediados del siglo XX; porque hasta ese entonces la enseñanza de la historia se limitaba a la historia de las instituciones y los acontecimientos políticos de manera cronológica. También entre sus intenciones con esta obra, Kaye menciona como estos historiadores estuvieron influenciados por las circunstancias históricas vividas, como la segunda guerra mundial, la guerra fría y las incursiones soviéticas en Europa del este. Estos acaecimientos influyeron en la ideología de estos historiadores quienes dejaron sus filiaciones partidistas o se mantuvieron firmes a ellas. Por ejemplo, Rodney Hilton, E. P. Thompson y Christopher Hill renunciaron a su militancia en el Partido Comunista británico, mientras Dobb y Hobsbawm siguieron en él.[1]   
            En otro orden de ideas, el término marxismo ha dado lugar a muchas interpretaciones. Muchos asocian este vocablo con la supeditación de la sociedad a partir de las relaciones económicas, mientras otros lo asocian con las teorías socialistas y comunistas y su puesta en práctica por naciones como la extinta Unión Soviética, lo cual sería reducir mucho este concepto sin tomar en cuenta la influencia del pensamiento filosófico en el marxismo, principalmente de la dialéctica. Incluso dentro de los propios historiadores estudiados por Kaye existen divergencias sobre el origen del pensamiento marxista en Inglaterra. Edward Palmer Thompson consideraba al propio Marx como el iniciador de la historiografía marxista en Gran Bretaña, considerando que Karl Marx pasó sus últimos años en Inglaterra y falleció en Londres en 1883.[2] Pero según Eric Hobsbawm, no había teoría marxista en Gran Bretaña hasta la formación del Partido Comunista de ese país.[3] En mi opinión, comparto la idea de un historiador posterior como Peter Burke al señalar que Marx no era marxista, así como Ranke tampoco fue Rankeano.[4] Pues un autor quien es considerado después como el iniciador de una corriente de pensamiento, tuvo en un principio la influencia de diferentes corrientes antes de tener a sus discípulos o seguidores. En este caso, el marxismo surgiría entre los individuos influenciados por el pensamiento de Karl Marx y sus interpretaciones, junto con algunos agregados o incluso divergencias. De acuerdo con Harvey Kaye, los historiadores analizados en su obra buscaron superar la concepción social de base-superestructura del marxismo clásico, así como evitar el reduccionismo de basar toda relación social a partir de cuestiones económicas.[5] 
            Pero más allá de las discrepancias de los propios historiadores adscritos a la corriente estudiada en este libro, ellos coincidieron en la búsqueda por rescatar del olvido a las clases populares o los grupos subalternos ajenos a las clases gobernantes. Otro punto concordante entre estos autores fue la de darle una mayor importancia a las clases populares dentro de sus escritos; porque de acuerdo a su propuesta historiográfica, los procesos históricos se han “hecho” con la participación las clases bajas, pero estas no han “escrito” discursos sobre sus vicisitudes a través del tiempo.[6] Asimismo, las ideas de estos historiadores fueron divulgadas a través de la revista Past & Present fundada en 1952. Esta revista sigue siendo una de las más importantes en la divulgación de avances en Historia social, además de estar abierta a las contribuciones de autores no necesariamente catalogados como marxistas.[7]   
Uno de los ejemplos más notables en los esfuerzos por historiar acerca de las clases populares está en la obra de Christopher Hill, quien fuera uno de los más destacados historiadores acerca del periodo revolucionario inglés del siglo XVII. En sus obras Hill enfatiza el aspecto social de los cambios suscitados en ese periodo, sin limitarlo únicamente a lo político o económico. Ciertamente, Hill considera a la guerra civil inglesa como una revolución burguesa apoyada por las clases populares, pero también la define como una revolución fallida en el sentido democrático, pues esta culmina con la restauración monárquica y sin una retribución notable a las masas tras la agitación política y social sucedida en Inglaterra entre 1640 y 1660.[8] Su obra también ha servido para reestructurar ideas sobre el proceso revolucionario ingles del siglo XVII; un ejemplo de ello ha sido el cambio conceptual sobre los puritanos y el puritanismo en general. Ahora estos conceptos no se entienden solamente en el sentido peyorativo de la palabra y no se le limita siquiera en el sentido religioso. El puritanismo se entiende desde la perspectiva de Hill como un cuerpo de opinión dentro y fuera de los círculos religiosos de la Inglaterra del siglo XVII.[9] Siguiendo con esta línea, E. P. Thompson y Eric Hobsbawm se empeñaron en escribir la historia de las clases campesinas y obreras tras la revolución industrial. También aquí es importante señalar la influencia de la escuela francesa a través de la revista Annales. Si bien los historiadores de la Nouvelle Histoire française son considerados ajenos a la teoría marxista, ellos también influyeron en cierta medida a los historiadores marxistas británicos. Pero también el marxismo llegó a influir en la escuela francesa incluyendo a Fernand Braudel, aunque fuera en sus últimas obras como lo señala Peter Burke.[10]
            Como se mencionó párrafos antes, las clases subalternas han sido participes de la historia, pero como éstas no tuvieron su versión escrita de los hechos históricos, solamente conocemos la interpretación de quienes los han estudiado. Esto es una limitante para la investigación histórica y en el caso de los historiadores marxistas (o quienes se autoproclaman así) surgiría el problema de la radicalización y generalización de ideas sobre el pueblo llano, las masas, los obreros, los campesinos y los sectores populares. Como ejemplo de ello está el sostener la existencia de una “cultura autónoma” y de resistencias permanentes de las clases bajas, así como considerar a la lucha de clases como la única opción para liberarse.[11] Ante esto Carlo Ginzburg, quien admite la influencia tanto del marxismo como de Annales en su obra,  se resigna a la imposibilidad de encontrar una historiografía surgida directamente desde las clases populares.[12] Esta crítica a las tendencias más radicales es necesaria para no caer en el maniqueísmo de los discursos oficialistas a los cuales se pretende refutar. Kaye también hace una crítica a sus autores analizados al historiar únicamente las rebeliones y oposiciones de las clases bajas con respecto a los grupos gobernantes; pero la historia social inglesa no se ha ocupado tanto en señalar las tendencias conservadoras y hasta reaccionarias de los sectores populares.[13] Por ejemplo, durante la guerra civil inglesa las regiones más alejadas y pobres se mantuvieron leales al rey y rechazaron al parlamento; incluso en los centros urbanos hubo quienes defendían el derecho divino del rey.
Corolario:
Ciertamente las contribuciones de los historiadores marxistas británicos han servido para ampliar los horizontes de la historiografía, como lo han hecho otras corrientes historiográficas contemporáneas. Con el afán de escribir una “historia desde abajo”, autores como Thompson, Hill o Hobsbawm han creado un discurso atractivo para ir más allá de la historia política. En cuanto a la enseñanza de la historia, la aportación historiográfica marxista británica se nos presenta como una opción, o como diría Kaye, una alternativa para acercarnos a la historia de los grupos alejados de la élite y con quienes los estudiantes parecen tener más empatía al verse a sí mismos como “el pueblo”. Eventualmente esto servirá para que el alumno asuma el concepto de consciencia de clase y tener una visión crítica de los procesos históricos y sus repercusiones en su presente. Asimismo, el estudio de los sectores populares también ha llevado al cambio conceptual sobre ciertas colectividades como se señaló en la obra de Christopher Hill. Esta corriente historiográfica también abre la posibilidad de ampliar la teoría del materialismo histórico sin reducirla solamente a la economía o datos estadísticos. La contribución de los historiadores analizados por Kaye se centra en el esfuerzo por hacer una historia social, no solo de los acontecimientos o de los “grandes hombres”, siendo así más incluyente al abarcar todos los estratos sociales. En el salón de clases esta teoría le servirá al alumno para verse a sí mismo como un ser histórico, junto con su entorno y grupos sociales en los cuales se encuentra inmerso.
Bibliografía básica:
Kaye, Harvey J. Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio. Zaragoza: Universidad de Zaragoza, 1989. XVIII-240p. (Ciencias sociales, 11).

Bibliografía complementaria:
Burke, Peter. Formas de hacer historia. 1ª Ed. 1ª Reimp. Trad. José Luís Gil Arista. Madrid: Alianza, 1994. 313p.
---------- La Revolución historiográfica francesa. Trad. Alberto Luís Bixio. 2ª Reimp. Barcelona: Gedisa, 2006. 141p.




[1] Kaye, Harvey J. Los historiadores marxistas británicos: un análisis introductorio. Zaragoza. 1989. p.
[2] Ibíd. p. 9.
[3] Ibíd. p. 11.
[4] Peter Burke. Formas de hacer historia.  Madrid, 1994. p. 13.
[5] Kaye. Op. Cit. p. 201.
[6] Ibíd. p. 7.
[7] Ibíd. p. 15.
[8] Ibíd. p. 9, 99, 110, 111.
[9] Ibíd. p. 104-105.
[10] Peter Burke. La Revolución historiográfica francesa. Barcelona, 2006. p. 58.
[11] Kaye. Op. Cit. p. 207.
[12] Ibíd. p. 205.
[13] Ibíd. p.

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