Dionisio
En el libro  A  History of 
World in  6 glasses, Tom Standage
  nos 
ofrece  una descripción muy  interesante  
sobre  el  consumo 
del  vino en  Grecia.  
  Una  de la  característica  más   singulares 
era  que  antes de 
beberlo  lo mezclaban con
agua.  El 
colmo  de la  sofisticación 
consistía  en  tomar 
la mezcla de  vino  y  agua
en un  reunión privada  llamada simposio.  Lo  asistentes  se  componían exclusivamente
de  hombres  aristócratas,  tenia  
lugar  en  un sitio  denominado  andrón (el  salón 
de los  hombres).  Sus 
muros  se encontraban
ocasionalmente decorados con  escenas
relacionada  con el  vino. El 
uso  de un  salón 
en  particular    remarcaba  que el 
simposio  era un  evento 
especial  en el  que  no  aplicaban 
las reglas  acostumbradas.  No 
era  raro  que  el
andrón  fuera  el 
único  lugar  de la  casa
con  piso de piedra.
 Asistían al 
simposio  normalmente  una docena de   individuos,. 
Ninguna  mujer  compartía el 
asiento   y  su  presencia 
se limitaba  a   participar   
como  bailarinas. músicas y     dando 
servicio   a las  mesas. 
La   ocasión daba 
inicio  sirviendo la  comida 
sin nada   o muy  poca   bebida, una 
vez  que terminaban de comer,   se 
limpiaba la mesa   y   se  traía
el  vino. En   la 
tradición  ateniense  se ofrecían   tres brindis 
uno por  los  dioses,  
otro por lo  héroes    muertos, en especial por lo  ancestros, y 
el  ultimo por  Zeus, el rey 
de lo  dioses.  Una 
joven    amenizaba tocando     una flauta. 
Llevaban racimos de flores  y  hojas de vid, 
para  conseguir  la  
atmósfera  perfecta  se 
procedía a  aplicar    perfume. 
Una  vez     puesto el escenario,  solamente 
faltaba  comenzar  a 
disfrutar de la  bebida y  sus 
efectos.
Se    mezclaba el   vino 
con  agua en un  gran recipiente llamado krater. El  agua   provenía    de una 
jarra  de tres  asas  
llamada  hydria.  La cantidad de  agua 
agregada  determinaba  la 
velocidad con la que  los  asistentes se 
emborrachaban. Las proporciones más 
utilizada  eran  2: 1,  5:2, 
3:1,  y 4:1.  La mezcla de partes  iguales de 
agua  y  vino  era 
conocida  como vino  fuerte. 
En  clima  cálido 
el  vino  era 
enfriado   adicionándole  nieve.
El beber  cualquier 
vino sin agregarle  agua, era  considerado por los  griegos 
como un acto   de  bárbaros, 
afirmaban  que  beber 
vino  sin mezclarlo   volvía a las personas  violentas 
e  inclusive los podía llevar
a  la 
locura. Heródoto cuenta  que  por beber vino sin  agua,  el rey 
Cleómenes de  Esparta  enloqueció.
Lo  griegos  
creían  que  la mejor manera de hacer   un 
buen  uso del   don 
de Dionisio  era   beber 
con moderación para  mantenerse justo
en la línea  entre la  sobriedad y la  ebriedad. El    estado perfecto en  donde  se   goza  de la  libertad del lenguaje ,  y al mismo 
tiempo     la preocupación  queda  minada,  evitando  con 
un  exceso caer en la  violencia 
mostraba   por lo  bárbaros 
cuando  bebían. 
Eubulo
El  dramaturgo Eubulo  en una 
de  sus   obras habla sobre la  cantidad de   
copas  que  debían de 
servirse:  Para  el   
hombre  sensible preparo
solamente   tres   copas, la  
primera es para la  salud, la  segunda 
para el  amor  y el placer, y  la tercera 
para dormir. Después de  la
tercera el  hombre  sabio   
se  va  a  casa.
La  cuarta   copa   
ya  no es   para 
mi ,  afecta  el comportamiento, la   quinta 
provoca    los 
gritos,  la  sexta  es para 
la  grosería y los  insultos, la séptima  sirve a la 
pelea, la  octava  lleva a   destruir los muebles, la  novena 
es   para  la  depresión,
 y la 
décima es para   el inconsciente  y la locura.
El  objetivo de 
un  simposio era   encontrar 
el placer  ya  fuera   
de  orden  social, intelectual   o   sexual
 en el 
perfecto  balance. Para  los 
griegos  ese estado  se lograba 
a  partir  del ritual  de  mezclar el 
vino.    
Marco Fabrizio Ramírez Padilla



 
 
 
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