La acción en las calles, las
barricadas, la lucha contra
la policía y el despotismo político del gobierno
[…]
Armando Bartra
Raymundo Casanova Ramírez
A manera de introducción e invirtiendo
el orden del título del presente trabajo, para tener un panorama de la
situación mundial en que se encontraban los jóvenes y su participación como
agentes de cambio en el planeta que se estaba viviendo situaciones de invasión
por parte de los Estados Unidos y de la Unión Soviética hacia países
considerados débiles por la comunidad internacional. Así pues se acepta que la
década de 1960 a 1970 es considerada por diferentes autores como un parteaguas
no sólo en México, sino también a nivel mundial ya que en distintos países se
dieron movimientos sociales que implicaron, sobre todo, a los jóvenes. Por
ejemplo Ricardo Pozas Horcasitas afirma que: “Los años sesenta son ese tiempo
en la historia en el que emergen los cambios que se fueron gestando en la
dinámica del mundo bipolar a partir de septiembre de 1949, cuando se agota el
monopolio norteamericano de la bomba atómica y en el escenario internacional
surgen las dos superpotencias y con ellas la llamada guerra fría”[1].
El entorno mundial sufrió un gran
cambio ya que las generaciones de posguerra gobernaban los distintos países y
los jóvenes se encontraron con un mundo lleno de diferencias, tanto económicas
como sociales, que los motivaban a tratar de construir un mundo más justo
dentro de su concepción. Por estas razones se puede afirmar que
La década de los sesenta es también
el tiempo de los movimientos estudiantiles. Si algo la identifica y la fija en
la memoria colectiva de las nuevas generaciones, colocándola como la puerta de
entrada a la segunda mitad del siglo XX, es la ruptura de los jóvenes con el
orden establecido […].
Los estudiantes resquebrajaron los
valores de los grupos dirigentes del status
quo […] Los estudiantes se vuelven el actor social que emerge del campus y
la universidad a la sociedad y a la defensa de ésta frente al estado.[2]
Para un periodista de esa época “La
rebelión juvenil es el tema del momento […] dan sus versiones los sociólogos,
los psicólogos, los economistas, los políticos, los teólogos […] el tema es muy
complejo y debe estudiarse desde diversos ángulos”[3].
El mismo autor, Mario Monteforte, afirmaba que existían divergencias entre los
diferentes grupos estudiantiles del mundo y los enmarcaba a, estos últimos, en
tres zonas internacionales: Europa, Estados Unidos y América Latina por
supuesto que esta división solo comprende al mundo occidental.
Por otra parte, los intereses de los
jóvenes estudiantes latinoamericanos
eran distintos a los de los estadounidenses, los primeros “[…] en su gran
mayoría pertenecen a la clase media y, por lo tanto, tienen todas las actitudes
positivas y negativas propias de esa clase: individualismo exacerbado,
nacionalismo, aspiración al cambio social, aversión a los excesos de autoridad,
posición crítica con respecto a todo tipo de gobierno”[4].
Por su parte, los jóvenes estadounidenses tomaron como ideal revolucionario a
Herbert Marcuse, quien demuestra y fundamenta la existencia “[…] de semejanzas
importantes entre la sociedad capitalista y la soviética, ambas en su condición
de sociedades tecnológicas y cabezas de bloques político-militares”[5]y
de ser las dos potencias económicas del momento en el mundo de esos años. En
consecuencia los estudiantes estadounidenses no tomaban como propias las ideas
socialistas provenientes de la Unión Soviética y aun las de la sociedad
capitalista estas son algunas de la causas por las que: “[…] se rechazan las
ideologías establecidas – especialmente el socialismo staliniano- y también las
formas de organización aceptadas [¨...]”[6].
Mientras que entre la juventud latinoamericana, el socialismo soviético
constituía el modelo a seguir. Por otra parte, existía una diferencia
fundamental entre ambas juventudes, pues
en los Estados Unidos tenían lugar graves enfrentamientos raciales entre la
población negra y la blanca pues aquella luchaba por sus derechos civiles este
tipo de acción no era practicada en los países latinoamericanos. Ante la
situación racial en el año 1964
[…] miles de estudiantes blancos
fueron a trabajar como voluntarios en la zona del Misisipi y descubrieron las
brutalidades y el fracaso del sueño americano.
Cuando la campaña pro derechos
civiles pasó a manos de los militantes negros, los estudiantes blancos
comenzaron a luchar contra la guerra de Vietnam y la conscripción.
En octubre1965 el Vietnam Comité de
Berkeley, y otros grupos de Madison (Wisconsin) organizaron una manifestación
de ochenta mil personas que en cincuenta ciudades marcharon en contra de la
guerra de Vietnam.[7]
Así se hallaba la situación de los
jóvenes en gran parte del continente americano. Mientras en Europa los jóvenes
también se enfrentaban a las reglas establecidas por sus antecesores. Uno de
los movimientos juveniles más representativos de ese continente es el que tiene
lugar en Francia durante el mes de mayo del año de 1968 los jóvenes franceses
tomaron la Sorbona y en el Barrio Latino de París “los universitarios,
levantaron barricadas, quemaron
automóviles y rompieron vidrios como severa protesta por considerar caducos
todos los sistemas docentes”[8]
Sobre las acciones de los jóvenes estudiantes franceses, éstas se consideraron
extremas por la violencia en como se dieron pero al parecer esta era la única
forma en que sus demandas de reformas fueron escuchadas. Sergio Zermeño,
citando a Edgar Morin, afirma “En la noche de las barricadas en Francia toda
una juventud aspiraba a asumir en su ser la historia real, épica y sangrienta,
historia de revoluciones, historia de justas y heroicas causas aún ardientes
[…]”[9].
Por otra parte, los estudiantes universitarios
franceses consideraban que los planes de estudio de las universidades eran
arcaicos y por lo tanto
Aunque el movimiento empezó y se
focalizó en el asunto de las libertades y de la participación estudiantiles en
la vida universitaria, sus objetivos no se limitaban a eso: más
fundamentalmente se cuestionaba la orientación de la universidad como formadora
y proveedora de cuadros para la empresa y el Estado capitalistas […][10]
Además, bajo la perspectiva de tan solo llegar a formar parte del engranaje
productivo o de ser uno más de los integrantes del grupo de desempleados, el
movimiento estudiantil francés en contra del sistema educativo se extendió
hacia los sectores productivos que reclamaban mejoras en sus condiciones de
trabajo. Los primeros trabajadores franceses que se adhirieron al movimiento
estudiantil fueron los “[…] de la industria automotriz […] y de inmediato la
gran central sindical CGT[11]
(de índole comunista) comenzó a aprovechar el movimiento […] (los trabajadores
querían menos horas de trabajo con el mismo salario)”.[12]
Al avanzar el movimiento estudiantil, los obreros tomaron su propio camino. Los
estudiantes hicieron lo mismo y se separaron un tanto de las reivindicaciones
materiales. Retornaron La Sorbona y le dieron el nombre de “Universidad
Autónoma, iniciando allí una serie de reuniones libres para discutir todo lo
relativo a la modificación de la enseñanza”.[13]
A pesar de esta aparente separación los obreros, estudiante, intelectuales y
pueblo en general se encontraban en las
reuniones que tenían lugar tanto en La Sorbona como en el Odeón[14]
y además en el de edificio de la Ópera de París, en ellas podía participar todo
aquel orador que tuviera alguna idea para lograr los objetivos de cualquier
facción involucrada en el movimiento social francés.
Es importante hacer notar que tres
las construcciones citadas tienen un gran valor simbólico para el pueblo
francés y su toma dio una gran fuerza al movimiento originado en los jóvenes
estudiantes.
La magnitud del movimiento iniciado
por los estudiantes franceses llegó a ocasionar el paro laboral de entre 6 y 7
millones de trabajadores que sucumbieron ante la política complaciente de
algunos de sus dirigentes quienes aceptaron las propuestas del entonces
presidente Charles de Gaulle. La CGT fue la primera organización laboral que
hizo un llamado a todos sus afiliados para retornar a sus labores, con esta
acción el movimiento francés comenzó a perder fuerza lo que dio inicio a su
“derrota”.
En conclusión, por lo que se refiere
a los movimientos estudiantiles que tuvieron lugar durante la década que va de 1960 a 1970 se puede decir que
estos fueron generalizados y tuvieron lugar en diferentes partes del mundo.
Además
La década de los sesenta es […] el
tiempo de los movimientos estudiantiles. Si algo la identifica y la fija en la
memoria colectiva de las nuevas generaciones, colocándola como la puerta de
entrada a la segunda mitad del siglo XX, es la ruptura de los jóvenes con el
orden establecido [...] Ser joven en los años sesenta era estar “en el ardiente
amanecer del mundo”; era ser radical y saber la raíz del mal […][15]
Así pues, los jóvenes estudiantes
fueron el ejemplo a seguir para tratar de romper con el orden establecido y con
los gobiernos de corte totalitario. Fueron ellos los encargados de poner en
tela de juicio a las sociedades de la
época, en las que tenían lugar grandes diferencias e injusticias. En fin ser
joven en los años sesenta era ser rebelde y tomar parte de los movimientos
encaminados a tratar de cambiar el mundo. Asimismo, la juventud de esa época
buscaba una mejor repartición de la riqueza, es decir, de los recursos
económicos en sus distintos países tratando de mejorar la situación de la
mayoría de los habitantes
Tampoco se puede dejar de largo que
los jóvenes del mundo se oponían, dentro del contexto mundial, a la invasión
que había sufrido Checoslovaquia por parte de la Unión Soviética y a la guerra
en Vietnam sostenida por los Estados Unidos.
Vietnam, se
caracterizó por ser el primer conflicto bélico transmitido en forma directa por
los medios de comunicación masiva lo que contribuyó a cambiar la imagen de los
Estados Unidos ante el mundo y los
mismos americanos cambiaron, hasta cierto punto, su concepto de “protectores de
la democracia”. En gran parte del territorio estadounidense y del mundo entero,
especialmente entre los jóvenes, se dieron manifestaciones de repudio a esta
injusta y desigual guerra, entre un país débil que defendía su soberanía y
otro, el más poderoso del mundo, que trataba de justificar su intervención. Los
jóvenes estadounidenses se organizaron para manifestar su repudio a esa guerra
en diferentes maneras: los estudiantes se oponían desde de diferentes
universidades a la guerra; también se da un movimiento llamado hippie que no
tan solo se manifestaba en contra de la invasión sino que también demandaban un
cambio social al igual que los universitarios. Otra forma de manifestación en
contra de la guerra de Vietnam se dio cuando miles de jóvenes se opusieron el
reclutamiento forzoso que eran objeto las clases sociales más desprotegidas del
país, bajo el pretexto de alejarlos de las calles. Como protesta a lo anterior
se llevaron a cabo mítines y manifestaciones en las que los jóvenes reclutas
quemaban sus cartillas militares y así rechazaban el ir a combatir en una
guerra que no consideraban como propia.
Por supuesto que
con la transmisión de la guerra de Vietnam en forma directa gran parte de lo
países del mundo recibían la información de los sucesos acontecidos por lo que
el gobierno de los Estados Unidos fue cuestionado acerca de la invasión a ese
país. Se dieron manifestaciones en todo el planeta en contra de esta clara
injusticia.[16]
Por otra parte, la Unión Soviética invadió Checoslovaquia bajo la
mirada atónita y al mismo tiempo, un tanto indiferente, de la comunidad internacional. Los antecedentes de esa
agresión parten del gran dominio político ejercido por la Unión
Soviética sobre Checoslovaquia que databa
de 1948 bajo la figura de Novotny quien en 1967 fue obligado a presentar
su renuncia. Con esta acción subió al poder Alexander Dubceck quien rápidamente
propuso reformas como fueron:
[…] la
descentralización de la industria, mayor poder a los sindicatos, libertad para
viajar al extranjero, libertad de expresión y prensa, y muchas otras medidas
que formaban el paquete de decisiones políticas por las cuales el gobierno
pretendía responder a los deseos populares y ganarse el derecho al poder, fue
el intento de implementar lo que se llamó "socialismo con rostro
humano"[…][17]
Al mismo tiempo, el nuevo gobierno checoslovaco
se comprometió a respetar el Pacto de Varsovia, pero la Unión Soviética no
creyó en ello y con la reformas propuestas por Dubceck sintió amenazada su
hegemonía sobre el llamado bloque socialista. Por lo que el 20 de agosto de 1968 los tanques soviéticos
entraban a la capital de Checoslovaquia, Praga, con 600.000 soldados, 2.300
tanques y 700 aviones, para poner fin al sueño de libertad del pueblo. Una vez
más la iniciativa en lo que se refiere a la resistencia en contra de la
invasión soviética fue tomada por los jóvenes checoeslovacos. Pero en este caso
las acciones juveniles no fueron violentas sino que se conformaron con
presentar una resistencia pacífica, a pesar de ello los soldados soviéticos
sacrificaron a docenas de jóvenes.
Las anteriores
líneas dan claro ejemplo de la situación y posición que guardaban los jóvenes
del mundo, durante la candente década de los años 60. Se puede decir que aparte
de que los jóvenes de la época se oponían a las reglas establecidas, también
aparecía en sus movimientos “Un elemento constante […] fue el antibelicismo que
se expresaba en contra del intervencionismo norteamericano en la guerra de
Vietnam […]”[18] y se puede añadir que los
jóvenes del mundo de oponían a todo aquello que incitara a la violencia o
agresión en contra de otros seres humanos.
Lo anterior es
un pequeño esbozo de lo que sucedía en una parte del mundo en la década citada.
Pero ¿qué pasaba en México? Por supuesto que no se podía sustraer a la serie de
movimientos sociales encabezados por jóvenes estudiantes que tenían lugar en
otras latitudes. Asimismo, las noticias del movimiento
estudiantil-obrero-social francés llegaban a México y algunos jóvenes
manifestaban su apoyo al mismo y mostraban su rechazo a la represión de que fueron
objeto todos los actores de los hechos sucedidos en el citado Mayo de París. Tampoco
se puede olvidar, que al ser vecino del país más poderoso del mundo, las
noticias sobre los movimientos universitarios de los jóvenes estadounidenses
llegaban a México por todos los medios se puede decir que los estudiantes y
jóvenes mexicanos tomaban conciencia de su responsabilidad como motores del
cambio perseguido por la juventud mundial. En México también se daban manifestaciones en
contra de la guerra de Vietnam y, aunque en menor medida, existía oposición a
la invasión que había sufrido la capital checoslovaca, Praga, por parte de la
Unión Soviética.
Los jóvenes
estudiantes mexicanos se vieron inmersos en lo que se conoce comúnmente como
Movimiento Estudiantil de 1968, debido a situaciones puramente circunstanciales
pues su origen tiene lugar en un simple enfrentamiento entre estudiantes de la
escuelas Vocacional 5 y 2 con la escuela preparatoria particular “Isaac Ochotorena”
el día 23 de julio de 1968. Para Zermeño los estudiantes de las vocacionales
eran liderados por las pandillas de barrio conocidas como “Los Arañas” y “Los Ciudadelos”; Rodríguez
Kuri también reconoce la participación de otra pandilla conocida como “Los
Nazis”. Ambos autores coinciden con el hecho de que estas pandillas, aparte, de
los llamados “porros” tuvieron gran influencia en los enfrentamientos entre
ambas escuelas pues la lucha era por tener el control de las instituciones
educativas y de los barrios cercanos a la Ciudadela. Así pues
Es probable
que las peleas entre estudiantes fueran en realidad fenómenos más complejos,
donde se mezclaban rivalidades entre escuelas según su adscripción (típicamente
universitarias vs politécnicas), pero
también disputas por el control de la escuela y su entorno entre pandillas de
barrio y “porros” […] de donde se infiere que su presencia en la escuela y sus
alrededores era cotidiana. De hecho, los estudiantes de la Vocacional
responsabilizaron directamente a “Los Nazis” de ser los instigadores de los
enfrentamientos […][19]
De lo anterior
se desprende que los jóvenes estudiantes de las escuelas citadas, se
enfrentaron entre si azuzados por las diferentes pandillas del barrio. Pero también
se puede decir que esas acciones fueron realizadas con la idea fija de
pertenecer a un grupo social. Hay que hacer énfasis en que para la juventud el
formar parte de un determinado grupo, cualquiera que este sea, es básico dentro
de sus intereses primordiales ya que esto le permite reafirmar su personalidad
y le da una preparación para su futura vida adulta. Además, no se puede pasar
por alto que en ese tiempo las más grandes rivalidades juveniles se daban entre
las escuelas pertenecientes a la Universidad Nacional Autónoma de México y las
del Instituto Politécnico Nacional. Por esta razón las comunidades
estudiantiles de ambas instituciones defendían lo que consideraban su
territorio y honor de grupo.
Al tiempo que
los estudiantes de las Vocacionales 5 y 2 se dirigieron hacia la preparatoria
Ochotorena con la firme intención de provocar un enfrentamiento con los
integrantes de esta última. Los preparatorianos rechazaron el reto y se
abstuvieron de responder a las agresiones. Al no obtener respuesta a sus
provocaciones los alumnos politécnicos regresaron a sus escuelas. Sin embargo,
las fuerzas policíacas encargadas de mantener el orden en la zona
[…] empezaron
a provocarlos. Al principio los estudiantes contestaron las provocaciones con
gritos y silbidos, pero el ánimo se fue caldeando hasta que empezaron a arrojar
piedras a los granaderos […] los granaderos volvían a provocar a los
estudiantes […] las bombas lacrimógenas y las macanas de los uniformados caían
sobre los muchachos […] una sección de granaderos llegó hasta la vocacional 5,
en la que penetraron y golpearon a varios alumnos para salir corriendo y
retirarse a lugar seguro.[20]
Esta agresión
por parte de los granaderos constituyó el detonador del movimiento estudiantil
en México durante 1968. Se puede afirmar que con esta acción quedó de
manifiesto la incapacidad de la policía metropolitana para enfrentar
situaciones de descontento y enfrentamientos de un número considerable de jóvenes.
Por otra parte, los cuerpos policíacos no salieron muy bien librados de los
enfrentamientos con los alumnos y “[…] el hecho, claro y contundente es que los
estudiantes habían derrotado (o estaban por hacerlo) a los granaderos, es
decir, al cuerpo de la policía metropolitana encargado del control y la
represión de grupos o multitudes”[21]
Los
hechos de agresión por parte de los granaderos hacia los estudiantes provocó
que los integrantes de Federación Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET)
solicitaran permiso al gobierno de la capital “[…] para efectuar una
manifestación de protesta contra los granaderos que invadieron el local de la
Vocacional Dos; permiso que se les concedió […]”[22] El
mismo día 26 de julio tenía lugar otra marcha, organizada por la Confederación Nacional
de Estudiantes Democráticos (CNDE)[23] a
favor de la revolución cubana . Los estudiantes del Politécnico partieron de La
Ciudadela rumbo al Casco de Santo Tomás. La marcha-mitin prorevolución cubana
se encontraba en el Hemiciclo a Juárez cuando se aproximaron algunos miembros
de la FNET y bajo el grito de “Zócalo” lograron que algunos miembros de la CNDE
se unieran a ellos. Sin embargo, no esperaban ser recibidos en las calles
aledañas por un importante número de granaderos y policías que los esperaban
macanas y gases lacrimógenos en mano. Los estudiantes se defendieron con lo que tenían a manos y lograron de una u
otra forma repeler las agresiones de los policías. Por como se dieron los
hechos se puede pensar que los estudiantes fueron objeto de una emboscada o
trampa de provocación preparada de antemano por, tal vez, altos mandos de la
policía capitalina. El porqué de esa acción puede haber sido originada por el
desprestigio que sufrieron los granaderos durante los enfrentamientos que
tuvieron con los jóvenes estudiantes de la vocacional ya que estos tuvieron el
valor de enfrentarlos y gozaron del apoyo de los vecinos que habitaban en los
alrededores de las escuelas atacadas.
Por
supuesto que las autoridades capitalinas negaron los hechos y la prensa de la
capital se prestó al juego afirmando que la “[…] Policía del Distrito Federal
indica que la manifestación que promovió la Federación de Estudiantes Técnicos
estaba autorizada y se realizó pacíficamente hasta que entraron en acción los
extremistas que dirigían otra manifestación, con grupos universitarios, a
propósito del aniversario de la Revolución Cubana”.[24] Las
noticias corrían bajo el mismo tenor, culpando a los estudiantes de los sucesos
del día 26 de julio. En el mismo diario líneas adelante se podía leer “[…] un
grupo de agitadores comunistas […] estaban realizando una serie de tropelías
cuyos perjuicios no es posible determinar hasta el momento”.[25] La
pregunta que surge al leer estos textos periodísticos es: Si el gobierno
capitalino tenía conocimiento de que habría “agitadores comunistas” entre los
manifestantes que apoyaban la Revolución Cubana ¿porqué permitió que se
realizará dicha manifestación? y ¿cómo es posible se diera autorización para
llevar a cabo dos marchas simultáneas, en las que, por una parte, participaban
universitarios y en la otra estudiantes politécnicos? A sabiendas de la
rivalidad existente entre ambos grupos estudiantiles. Se puede hablar de la
gran incapacidad operativa de los mandos capitalinos y de una clara provocación
para justificar la agresión de que fueron objeto los manifestantes durante el
día 26 de julio.
Sin
embargo, en otro diario de la capital se puede leer la trascripción literal de
[…] un comunicado oficial la
Confederación de Jóvenes Mexicanos dijo que los deplorables sucesos del viernes
por la noche […] no pueden de ninguna manera servir de base para un juicio
contrario a la juventud mexicana […] En consecuencia, se condena la agresión de
las fuerzas policíacas y del cuerpo de granaderos contra los estudiantes del
Instituto Politécnico Nacional y las escuelas preparatorias de la Universidad
Nacional.[26]
Estas
líneas también dan una clara idea de que la agresión partió de los diferentes
cuerpos policíacos de la capital. Además, demuestran que los jóvenes de
distintos grupos reprobaban los ataques
de que fueron objeto los estudiantes que participaban en las manifestaciones
citadas. Los enfrentamientos del 26 de julio continuaron hasta el anochecer con
resultados negativos para los jóvenes. Por otra parte, los granaderos también
atacaron a estudiantes de las “[…] escuelas preparatorias 1, 2 y 3” [27].
Estos jóvenes no tenían nada que ver con las manifestaciones ya explicadas pero
si demuestra que, al parecer, la consigna de las autoridades era agredir a todo
aquel que pareciera estudiante.
Se
puede dar por sentado que en la manifestación de la FNET participaban alumnos
de la vocacionales agredidas el día 23 de julio y que al ser atacados por los
granaderos buscaron refugio en lo que Rodríguez Kuri llama: el barrio
universitario que comprendía los “[…] edificios de San Ildefonso y de Primo
Verdad (edificios sede de las escuelas Preparatorias 1, 2 y 3)”.[28]Hasta
este sitio llegaron los policías en persecución de lo politécnicos y la
agresión se dirigió también hacia los preparatorianos que salían de sus clases
Esta acción da como consecuencia la unión entre los estudiantes de ambas
instituciones además de otros grupos no estudiantiles como eran “los porros”.
Estos últimos eran jóvenes infiltrados por el gobierno para mantener el control
de las diferentes escuelas. Pero “Los porros y las pandillas de barrio que se
comportaron “como si fueran estudiantes”, es decir, usaron las escuelas, los
modos de organización y las rutinas de los estudiantes para resistir y atacar a
los policías”[29] esto es un claro ejemplo
de que el movimiento estudiantil se volvía generalizado y también es cierto que
por su edad se identificarán con los agredidos y, en consecuencia, se
integrarán con ellos en contra de los cuerpos policíacos.
Para
un periodista destacado en la zona de conflicto “Los encuentros fueron
brutales. Los espectadores – desde balcones y puertas de casas, tiendas y
hoteles, gritaron improperios a los granaderos al verlos agredir a jóvenes”.[30] Con
esto los habitantes cercanos a las escuelas preparatorias tomaban la misma
actitud de apoyo y protección que habían tenido los vecinos de las escuelas
vocacionales próximas a La Ciudadela, en donde se dieron las primeras acciones
de represión por parte de los granaderos.
Durante
los días siguientes continuaron los enfrentamientos pero la resistencia, ya no era tan solo de los estudiantes sino de gran
cantidad de jóvenes que se habían unido a ellos, continuaba sin poder ser
controlada por los policías. Los “rebeldes” se valían de piedras, palos, etc.,
para utilizarlas como armas arrojadizas en contra del “enemigo”. También tomaron camiones del transporte público con
ellos formaron barricadas para impedir el avance de los granaderos. Sin embargo,
“Los estudiantes de las escuelas vocacionales del I.P.N., y de las
preparatorias de la U.N.A.M., que se han unido para protestar, según ellos, por
la represión policíaca, no llevaron a cabo ningún acto que pudiera entorpecer
el orden público”[31] Este
argumento demuestra que los estudiantes buscaban una solución pacífica para los
problemas sucedidos. Pero en esos días hubo gran cantidad de detenidos acusados
de ocasionar disturbios en los lugares aledaños a las escuelas preparatorias y
en noticias de prensa se lee que “Muchos de los detenidos, puede decirse que la
mayoría, una vez comprobada su personalidad, nacionalidad y actividad,
(estudiantes auténticos la mayoría), fueron puestos en libertad, previa
amonestación para que no se vuelvan a ver inmiscuidos en disturbios del orden
público”.[32] Aparentemente el gobierno
capitalino era condescendiente y daba todo por terminado otorgando el perdón a
algunos participantes en los enfrentamientos. Sin embargo, al tomar los datos y
direcciones de los liberados estos sufrieran algún tipo de amenaza si volvían a
ser sorprendidos en alguna manifestación de protesta.
El
día 29 de julio, después de los tormentosos días anteriores, tuvo lugar “[…] a
las 7 horas […] una asamblea en la
Preparatoria N° 2, sita en San Ildefonso, durante la cual se nombrará a la
comisión que antes del mediodía tratará de entrevistarse con el regente de la
ciudad, licenciado Alfonso Corona del Rosal”[33] Al
parecer el diálogo entre las autoridades y estudiantes estaba abierto para
buscar soluciones al conflicto existente. Por supuesto que para que esto fuera
posible era necesario tener algunos puntos que dirigieran la discusión. Los
estudiantes prepararon en un principio un “pliego petitorio” que en sus inicios
contenía tan solo tres puntos
[…] en el que, como punto uno figura la destitución de los generales
Luis Cueto Ramírez y Raúl Mendiolea Cerecero, jefe y subjefe, respectivamente de
la policía metropolitana.
En el punto número dos los estudiantes pedirán la desaparición
definitiva del Cuerpo de Granaderos, y en el punto número tres los dirigentes
del movimiento solicitarán que se indemnice a los estudiantes lesionados o
perjudicados por la intervención policíaca.[34]
Es
claro que este pequeño pliego de peticiones[35] no
sería satisfecho por las autoridades capitalinas, ya que esto implicaba dejar
acéfalas corporaciones policíacas de la ciudad. También se observa que solo se
solicita la indemnización de estudiantes lesionados y se deja de largo a todas
las personas que de una u otra forma fueron objeto de agresiones. Pues no se
puede olvidar que los granaderos atacaron indiscriminadamente a todo aquel que
se encontrará en la zona de conflicto.
Además
ese mismo día se preparaba una manifestación de grandes dimensiones que se
llevaría a cabo en la Plaza de la Constitución (zócalo) y en la que tomarían
parte estudiantes de las diferentes instituciones educativas de la capital. Sin
embargo, a esta reunión no le fue concedido el permiso oficial para realizarla.
Aún con la carencia de autorización los jóvenes-estudiantes la llevaron a cabo.
Esto fue considerado como una provocación hecha por los estudiantes hacia las
autoridades que de inmediato atacan ferozmente a los manifestantes. Los
estudiantes repelieron la agresión y durante toda la tarde se dieron
enfrentamientos entre ambos contendientes. Al anochecer los estudiantes se
dirigieron hacia la Preparatoria n° 1 en cuyos alrededores habían formado
barricadas desde los días anteriores con
autobuses a los que les extrajeron la gasolina y la regaron en el interior de
aquellos para, en caso de ser atacados por los granaderos, se les prendería
fuego y así impedir el paso.
Las
zonas aledañas a las escuelas preparatorias se convirtieron en el bastión
estudiantil. Un reportero del periódico Novedades,
describe la situación que se vivió en esos momentos:
[…] y gente que sin pertenecer a las filas estudiantiles participó en
forma activa en el zafarrancho […] quienes se apoderaron de los edificios de la
UNAM, en Justo Sierra y San Ildefonso y en otros inmuebles de las calles de
Argentina, Guatemala, Licenciado Verdad y otras adyacentes, desde cuyas azoteas
arrojaban toda clase de proyectiles a la policía.[36]
Con
esto está claro que la situación se agravaba drásticamente. Al mismo tiempo,
los
granaderos
auxiliados por
[…] elementos de la de las policías judicial Federal y del Distrito
Federal, de la Dirección Federal de seguridad, del Servicio Secreto y de los
Servicios Especiales, de la Policía Preventiva y los Cadetes del Campo de
Capacitación y Formación de la Policía.[37]
Y
aún con la participación de todas estas fuerzas policíacas se demostraba
nuevamente la incapacidad del gobierno para sofocar y controlar a los manifestantes
que, sin poseer ninguna preparación para afrontar estas situaciones, mostraba
una gran capacidad de improvisación en los enfrentamientos en contra de las fuerzas
gubernamentales. Los manifestantes no tan solo se enfrentaron bravamente a los diferentes
cuerpos policíacos desde las azoteas de los edificios sino, que además, que
tuvieron el valor suficiente para confrontarlos en las mismas calles.
Al
verse imposibilitadas las policías para recuperar los edificios ocupados por
los estudiantes el gobierno capitalino pidió el refuerzo de las fuerzas
militares, que un poco antes de la una de la mañana del día 30 de julio, tomó
parte en las acciones. Los hechos se sucedieron con una increíble velocidad y
uno de los diarios capitalinos los describió de una manera escueta pero concisa
y llena de significado. Es pertinente citar integro la parte de este reportaje
periodístico para tener una idea clara de los acontecimientos sucedidos casi
minuto a minuto.
Martes 30 a las 0.30. horas.(sic)
Nuevos camiones secuestrados empiezan a arder […]. Diez minutos
después, exactamente a las 0.40, desembocaron en la Plaza de la Constitución
los transportes del Batallón de Paracaidistas, con armamento completo en que se
incluye varios bazukas; el brillo de las bayonetas hace renacer la confianza en
todos, “Con los juanes esto se arreglará en nos minutos”.
Y así fue. Se escuchan órdenes precisas, mientras a la Plaza de la
Constitución arriban otros dos batallones, de la Primera Brigada de Infantería,
los paracaidistas a paso rápido, con las armas embrazadas se posesionan de los
reductos de los alborotadores.
Se dispara la primera bazuka sobre el portón de la preparatoria de San
Ildefonso, donde los agitadores se pertrecharon ala sentir llegar la tropa.
Diez minutos después, las botas de 1,200 resuenan como notas de seguridad
en el área del edificio.[38]
Son
varias las observaciones y preguntas que se pueden desprender del reportaje
presentado.
1°
La orden era clara: había que someter a los estudiantes-jóvenes a cualquier
precio.
2°
Los militares “acabaron” con los movimientos estudiantiles en pocos minutos.
3°
El despliegue y acciones de las fuerzas militares fueron excesivas en contra de
los muchachos que prácticamente se encontraban desarmados e inermes ante armas
como las bazukas militares. [39]
4°
¿Quién o quiénes ordenaron el uso de armas de alto poder destructivo para tomar
las instalaciones de la Preparatoria N° 1?
5°
Los estudiantes- jóvenes cayeron en la categoría de agitadores.
6°
Los “libertadores” y “héroes” de la ciudad fueron los soldados rasos, a quienes
se les llamaba de manera peyorativa “juanes”, que constituyen la base del
ejército.
Por
otra parte, al realizar estas acciones ¿qué pasó con los parapetados en las
escuelas ocupadas por los soldados? Muchos de ellos fueron detenidos, después
de ser sometidos por los soldados, con la intervención de “Los agentes
policíacos de civil [...]”[40]. Una
vez más aparecen agentes encubiertos en los hechos que posiblemente y que, posiblemente, su función consistía en
descubrir a los líderes del movimiento para después señalarlos ante las
autoridades. También es de suponerse que los “derrotados” que fueron sometidos
por los soldados fueron duramente agredidos en el momento de su salida de las
escuelas desocupadas. Esto se corrobora con las imágenes que aparecieron en
diferentes diarios publicados el día 30 de julio. En ellas se observan desde el
par de soldados que, supuestamente, dispararon la bazuka en contra de la puerta
del edificio escolar ubicado en San Ildefonso y que alojaba a la Preparatoria
N° 1, hasta los carros de asalto que intervinieron en el ataque; los jóvenes
sometidos por el ejército fueron tratados como delincuentes comunes o, aún más
grave, fueron acusados de alborotadores y agitadores.
Como
puntos finales a los hechos en los que participó el ejército la madrugada del
30 de julio se tiene que: “El general Marcelino García Barragán, secretario de
la Defensa Nacional, advirtió que “en ese caso – el de los estudiantes – y en
todos los necesarios, el Ejército está siempre listo y actuará. No habrá
contemplaciones con ningún elemento que subvierta el orden”.[41] Las
declaraciones de García Barragán se pueden considerar como una clara amenaza
para todo aquel que demostrara su descontento hacia el gobierno y que el orden
establecido se mantendría a cualquier precio.
Pero
la autoridad civil ¿qué justificación tenía para solicitar la intervención de
las fuerzas armadas? Tanto el titular de la Secretaría de Gobernación,
licenciado Luis Echeverría Álvarez, como el jefe del Departamento del Distrito
Federal, licenciado Alfonso Corona del Rosal y con la presencia de los
procuradores de la República, licenciado Julio Sánchez Vargas y del Distrito y
Territorios Federales, licenciado Gilberto Suárez Torres, que estuvieron
presentes en una
[…]conferencia de prensa celebrada en el despacho del regente de la
ciudad, entre las 2.28 y las 3.40 horas […] dijeron que el Ejército es para
resguardar y restablecer el orden nacional y por ello solicitaron su
intervención, con lo cual se puso fin a los desórdenes que se venían
escenificando en la capital de la República[…] Corona del Rosal declaró que
desde el viernes último mantuvo una constante coordinación con el secretario de
Gobernación[…] al ver las proporciones de los disturbios, terminaron por
solicitar a la Secretaría de la Defensa Nacional su intervención. [42]
Es
de sorprender la velocidad con que se dio la conferencia de prensa en relación
a los sucesos que habían sucedido momentos antes, esta “eficiencia” de las
autoridades pone en claro que la consigna era terminar con el movimiento
juvenil-estudiantil lo más pronto posible y de una manera radical. Al mismo
tiempo, se deduce que la participación del ejército en los sucesos estaba
prevista desde el día 26 de julio pues en la declaración de Corona del Rosal se
deja ver que no había sorpresa en las medidas tomadas en conjunto con
Echeverría Álvarez.
Por
su parte, la Secretaría de la Defensa Nacional hizo las siguientes
declaraciones (a las dos de la mañana del día 30 de julio) en relación con los
acontecimientos descritos
A petición del regente del Departamento del Distrito Federal,
general y licenciado Alfonso Corona del
Rosal, y en apoyo de la policía, para hacer frente a la situación planteada por
los estudiantes, las tropas del Ejército entraron en acción a las 00.50 horas
del día de hoy, para disolver a los grupos en agitación […]
Los ocupantes fueron desalojados del área y obligados a abandonar la
escuela de San Ildefonso habiéndose arrestado a muchos agitadores.
El orden quedó restablecido, entregando la situación a las autoridades
policíacas del Distrito para que las mismas procedan conforme a lo que señalan
las leyes violadas por los grupos que participaron en estos lamentables hechos.[43]
Entre
la hora del ataque en contra de los descontentos (00.50horas) y la que se da
como inicio de la declaración de los hechos por parte de la Secretaría de la
Defensa (2.00horas). Esta diferencia entre una y otra hora da como conclusión
que los jóvenes fueron reprimidos y desalojados
de las escuelas en tan solo setenta minutos. Se puede también deducir
que las medidas adoptadas por el ejército fueron extremas. Pues aunque en la
declaración militar no se aclara el disparo de bazuka en contra de la
Preparatoria N° 1 existen pruebas de esta brutal acción. Es de suponerse el
terror que este ataque despertó en los refugiados en esa escuela que de
inmediato se rindieron y desalojaron el recinto. En fin la mecha había sido
prendida para los hechos que se sucedieron rápidamente durante los meses de
agosto, septiembre y octubre de ese aciago año.
Como
conclusión quedo demostrado que los jóvenes del mundo durante la década 1960 –
1970 jugaron un papel preponderante en el panorama mundial. Demostraron a la comunidad internacional que era necesario
llevar a cabo cambios de todo tipo en el orden establecido.
En
lo que toca al movimiento estudiantil mexicano queda claro que no buscaba un
cambio radical en lo que se refiere a las formas de gobierno. Por el contrario
se proponen soluciones a las represiones de que fueron objeto durante los
últimos días del mes de julio y
Aunque sus enemigos quisieron ver en el movimiento una conspiración
roja encaminada a derrocar el sistema burgués e instaurar el comunismo, en el
68 se luchaba por objetivos mucho más modestos e importantes. Los estudiantes
no pretendían hacer “la revolución” en ese momento –no toda, cuando menos-;
peleaban […] contra el autoritarismo […] [44]
Esto
queda claro en la integración del “pliego petitorio” que tomó su forma
definitiva el cuatro y cinco de agosto
de 1968. Pero también es obvio que las
medidas de represión dieron origen a una mejor organización de los grupos
juveniles, pues no hay que olvidar que durante los meses posteriores a julio
aparecieron las llamadas “brigadas estudiantiles” que trataron de llevar el
movimiento ha todos los sectores de la población.
Tampoco
se puede olvidar la ocupación de la Ciudad Universitaria y del Instituto
Politécnico Nacional por el ejército en el mes de agosto y, al mismo tiempo, no
se puede dejar en el olvido que el dos
de octubre de 1968, durante un mitin pacífico que se realizaba en la Plaza de
las Tres Culturas tuvo lugar el más grave ataque en contra de los integrantes
del Consejo Nacional de Huelga y de los asistentes a esa reunión. En fin
los
objetivos de este trabajo es que sirvan estas líneas como una introducción al
estudio del inicio del Movimiento Estudiantil Mexicano de 1968 y de los jóvenes
en el mundo en la década de los 60.
FUENTES
BIBLIOHEMEROGRÁFICAS.
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pasa en París”, en Impacto, núm. 952,
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realistas: pidamos lo imposible”. Notas sobre el movimiento de Mayo 68 en
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Luis Mejias, José, “Conejillos”, en Diario de la Tarde, México, D.F., 29 de
julio de 1968..
Novedades,
México, D.F., lunes 29 de julio de 1968.
Novedades,
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PÁGINA ELECTRÓNICA
http://www.aguaron.net/praga/primavera.htm,
consultada el 28 de noviembre 2008.
[1]Ricardo Pozas Horcasitas, “El
quiebre del siglo: los años sesenta” en Revista
Mexicana de Sociología, vol. 63, núm. 2, abril-junio, 2001,
México, D.F., p. 169
[2] Ib., p. 186.
[3] Mario Monteforte Toledo, “Luces y
sombras de la Revolución estudiantil. En América Latina”, en Siempre, núm. 786, 17 de julio 1968,
p.5.
[5] Pozas Horcasitas, op. cit., p. 185.
[6]
Víctor Alba, “Luces y sombras
de la Revolución estudiantil. En Estados Unidos”, en Siempre, núm. 786, México 17
de julio 1968, p.5.
[7] José Emilio Pacheco, “Raíz y razón
del movimiento estudiantil”, en Siempre,
núm. 784, México 3 de julio 1968, p.X. En este mismo artículo aparece citada la
SDS (Studentes for a Democratic Society) que se constituyó como una de las
organizaciones que más luchaban por los derechos sociales y en contra de la
discriminación racial en los Estados Unidos aparte de oponerse enérgicamente a
la guerra en Vietnam.
[8] Roberto Blanco Moheno, “Pero… ¿Qué
pasa en París”, en Impacto, núm. 952,
México 29 de mayo 1968, p. 12.
[9] Sergio Zermeño, México: una democracia utópica, México,
Siglo XXI, 11ª edición, 2003, p.250.
[10]
Francis Mestries, “Seamos realistas: pidamos lo imposible”. Notas sobre el
movimiento de Mayo 68 en Francia”, en Sociológica:
1968 significados y efectos sociales, México, UAM, septiembre-diciembre
1998, año 13, núm. 38, p155.
[11] La CGT (Confederation General du Travail) era
el sindicato más poderoso de Francia.
[12] s/a, “La semana internacional”, en
Impacto, núm. 952, México 29 de mayo 1968, p. 17.
[14] El Odeón es considerado como uno de
los seis teatros nacionales franceses. Fue construido entre 1779-1782. Se considera que su estilo de
construcción es neoclásico. Fue inaugurado por María Antonieta el 9 de abril de
1782. En 1990 fue rebautizado como Teatro de Europa con lo que se constituye en
miembro de la Unión de Teatros de Europa. Durante el movimiento
social-estudiantil de mayo de 1968 fue un sitio
del que se apropiaron los jóvenes franceses para realizar en él debates
de tipo político-social. Lo mismo sucedió con la Ópera de París y La Sorbona
que fue fundada en 1257 por Robert de Sorbón con la intención de
facilitar la enseñanza de teología a los alumnos pobres. Sus aulas fueron
reconstruidas totalmente entre los años 1885 1901. A partir de ese año se
imparte la enseñanza de las humanidades, historia, geografía, derecho y
lenguas. Es al ser ocupada la Sorbona en mayo de 1968 que da inicio el
movimiento estudiantil en París.
[15] Pozas Horcasitas, op. cit., p. 186, 187.
[16] Cfr., Nam, Crónica de la
guerra de Vietnam, Barcelona, Planeta-De Agostini, 1988, p.
[17] Cfr. La
siguiente dirección electrónica: http://www.aguaron.net/praga/primavera.htm,
consultada el 28 de noviembre 2008.
[18] Pozas Horcasitas, op. cit., p. 188.
[19] Ariel Rodríguez Kuri, “Los primeros
días. Una explicación de los orígenes inmediatos del movimiento estudiantil de
1968”, en Historia Mexicana, México,
Instituto de Investigaciones Sociales, v. 53, núm. 1, 209, julio-septiembre, El
Colegio de México, 2003, p. 201-202.
[20] Zermeño, op. cit., p. 11. En su obra el autor se refiere a un artículo
publicado en el periódico El Universal,
el día 24 de julio de 1968.
[21] Rodríguez Kuri, op. cit., p. 191
[22] José Luis Mejias, “Conejillos”, en Diario de la Tarde, México, D.F., 29 de
julio de 1968, p. 1.
[23] Para Sergio Zermeño la Federación
Nacional de Estudiantes Técnicos (FNET) era un organismo estudiantil que
controló durante muchos años al Politécnico. Mientras que la Confederación
Nacional de Estudiantes Democráticos (CNED) estaba controlada por el Partido
Comunista.
[27] Rodríguez Kuri, op. cit., p. 215
[29]
Rodríguez Kuri, op. cit., p. 189. En
este artículo se cita a Jorge Poo que
sugiere considerar el papel de los jóvenes con tendencias lúmpenes (sic),
porros de izquierda, jugadores de fútbol americano […], quienes al lado de los
más idealistas y politizados, soportaron el mayor esfuerzo en la resistencia y
la respuesta a la policía en los meses de julio, agosto y septiembre. Cfr. p. 205.
[30] Últimas Noticias, México, D.F., sábado 27 de julio de 1968, p. 3. En este mismo diario y
reportaje se dan datos en los que se reafirma que los hechos de agresión
sucedidos pudieron ser preparados previamente. Textualmente se lee que en la
supuesta vigilancia para mantener el orden en las manifestaciones:
“Participaron tres mil granaderos al mando del General Jesús Cueto. Unos
doscientos agentes secretos se mezclaron entre los manifestantes para someterlos”.
¿Qué es lo que se perseguía al infiltrar entre los estudiantes a agentes
encubiertos? Lo más probable es que fueran ellos mismos los encargados de
incitar a los integrantes de la FNET y CNED a marchar hacia el zócalo y de esa
manera justificar las medidas represivas tomadas en esos caóticos días. Esto
puede constituirse en otra prueba más de la hipótesis que presenta estas
acciones como la preparación de una emboscada.
[32] El Heraldo de México, México, D.F., lunes 29 de julio de 1968, p.
13 A.
[35] En el trabajo citado de Sergio Zermeño se encuentra información en donde se afirma que la redacción del
pliego petitorio fue realizada por la FNET. En el mismo texto se aumentan los
puntos escritos en las solicitudes de los estudiantes. Zermeño transcribe el
pliego citado: 1) La destitución de los actuales jefes de la policía; 2)
Destitución de todos aquellos elementos que resulten responsables de las tropelías
cometidas contra los estudiantes de la vocacional 5; 3) La indemnización de
estudiantes caídos por la intervención de los granaderos; 4) Expedición o
aplicación, en su caso, de un reglamento que delimite la intervención de dichos
comisionados del orden público; 5) Que desaparezcan las fichas policíacas de
los estudiantes detenidos; 7) Excarcelación de todos los estudiantes presos e
información completa de aquellos que hasta el momento se ignora su paradero; 7)
El inmediato desalojo de las escuelas de las tropas federales y policías. Para
corroborar esta parte del texto de Zermeño se encontraron textos en el
periódico Ovaciones del día 31 de
julio de 1968 en los que la redacción del citado pliego petitorio es muy
similar a la de aquel. También se afirma que el jefe del departamento del D.F.,
Alfonso Corona del Rosal, no aprobaba los tres primeros puntos de las
solicitudes hechas pero que en los cuatro restantes estaba de acuerdo.
[39] En El Universal del 30 de julio se pueden leer las características de
los vehículos que utilizaron los soldados para tomar parte en las acciones de
la madrugada del mismo día. Cfr., p.1.
Del diario citado. “Los soldados eran comandados por el General José Hernández
Toledo. El convoy a su mando estaba constituido “[…] por tanques ligeros y
“jeep” (sic) equipados con bazookas y
cañones de 101 milímetros y camiones transportadores de Fusileros
Paracaidistas”.
[41] Excelsior, México, D.F.,
miércoles 31 de julio de 1968, p. 1.
[44] Armando Bartra, 1968: el mayo de la revolución,
México, Itaca, 1999, p.142.
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