martes, 7 de julio de 2020

De jacarandas abandonadas





De jacarandas abandonadas

Finales de marzo. Es el momento en el que los capitalinos se quejan del calor y en que los no-capitalinos se ríen de nosotros. Es el momento en el que las gloriosas jacarandas estallan de color, más aun que al principio de su floración. El momento en el que el cielo es azul brillante y en el que voltear hacia él deslumbra.
Para mí, el tiempo en el que mis amigos jacarandosos sacan su ropita de colores y se adornan más que de costumbre, llenos de alegría y de ideas festividas, y en sus pláticas resuenan notas vivas y de buen humor.
Para una amiga, jacarandófila, es el tiempo de caminar en los viveros de Coyoacán con más enjundia que de costumbre, es su tiempo de mirar hacia arriba y de sonreír, por fuera y por dentro.
Para todos nosotros, tiempo de renacer, de abrir grandes las ventanas y de invitar a los cuates a carnes asadas en la azotea.

Finales de marzo del 2020.
Vemos las jacarandas desde las ventanas, resaltan sobre el cielo azul radiante. Y sudamos porque el calor sí llegó y sí nos hace sufrir.
Pero esta vez nadie se ríe de nosotros en las redes sociales, no porque no seamos cómicos, sino porque se nos olvida mencionar el clima.
Los viveros están cerrados, mi amiga poco habla, su encierro es completo, casi feroz.
Mis amigos jacarandosos no han subido fotos, será que ni bailan, ni bromean, ni chascarrillos se echan.
La jacaranda que está frente a mi ventana pierde, lentamente sus flores. Y lentamente las dispersa el aire y al caño van a dar.

Y recuerdo el principio del mes, en que salimos de morado vestidos tantos y tantas a decir su ira frente a la violencia infligida sobre las mujeres en México.
Y recuerdo que al ver las fotos aéreas se nos comparó con las jacarandas.
Y pienso que se nos olvida, en medio de la vorágine que nos habita por el aislamiento, los miedos y los proyectos fallidos, que en México se sigue lastimando, golpeando, violando y asesinando a las mujeres. Seguimos en un promedio de 10 asesinadas por día. Y para ellas, no hay conferencia diaria a las 19 horas. Y entiendo que nada se puede hacer, si ya en tiempos de no-peste no se podía…
Y veo, porque luego los ojos del alma me traicionan, flores de jacaranda humanas dispersadas por la indiferencia ir lentamente a dar al caño.

Y con ellas los rojos colorines de sangre tiñendo el suelo ardiente.

Gwenn-Aëlle
http://gwennalle.wordpress.com/





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